Un equipo de investigadores logró esclarecer varios de los enigmas asociados con Stonehenge, el icónico círculo de piedras situado en Inglaterra. Este monumento, que capturó el interés de historiadores y arqueólogos durante siglos, fue examinado en recientes estudios en el que se descubrieron detalles sorprendentes sobre su alineación y estructura, remontando su origen, surgido a finales del Neolítico, hacia el año 3100 a.C. Según los hallazgos, fue un lugar de culto y un observatorio astronómico que permitía a sus constructores seguir el movimiento del sol y las estrellas.
Este hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre la cultura y las creencias de las sociedades prehistóricas. Además, los estudios demostraron que las piedras usadas para construir Stonehenge fueron traídas desde distintos lugares, lo que demuestra que su transporte fue un gran desafío. Este esfuerzo logístico plantea interrogantes sobre cómo se organizaban socialmente y qué tecnología tenían, lo que sugiere que los constructores contaban con conocimientos avanzados en ingeniería y planificación.
Stonehenge a solo 13 kilómetros al norte de Salisbury. Este icónico sitio arqueológico, reconocido como uno de los más famosos del mundo, capturó la atención de historiadores, arqueólogos y viajeros durante siglos debido a su misteriosa construcción y asombrosa magnificencia. Algunas de sus características son:
Uno de los aspectos más intrigantes de Stonehenge es su alineación con los eventos astronómicos. Los investigadores descubrieron que el círculo de piedras está orientado de tal manera que permite observar el solsticio de verano y el equinoccio de invierno. Esta alineación sugiere que los antiguos habitantes de la región tenían un profundo conocimiento de los ciclos naturales y los utilizaban para marcar el tiempo y las estaciones.
Los estudios también indicaron que la construcción se llevó a cabo en varias etapas, lo que indica que el sitio tuvo un significado duradero para las comunidades que lo erigieron. A medida que las generaciones pasaban, el monumento fue ampliado y modificado, reflejando la evolución de las creencias y prácticas culturales a lo largo del tiempo.
El transporte de las imponentes piedras que forman Stonehenge fue durante mucho tiempo un misterio. Sin embargo, investigaciones recientes revelaron que las enormes piedras conocidas como sarsens fueron extraídas de una cantera ubicada a más de 30 kilómetros de distancia. Este logro refleja que las comunidades prehistóricas contaban con conocimientos avanzados para construir rampas y utilizar rodillos en el desplazamiento de bloques de gran tamaño.
También se descubrió que las piedras más pequeñas, llamadas bluestones, tienen su origen en Gales, a más de 200 kilómetros del sitio. En ese sentido, las comunidades responsables de la construcción disponían de una red de intercambio y comunicación capaz de coordinar esfuerzos de gran extensión.
A medida que las investigaciones avanzan, es probable que se revelen aún más secretos sobre este enigmático lugar. Stonehenge no solo es un símbolo de la historia y la cultura humana, sino también un recordatorio del ingenio y la espiritualidad de las civilizaciones antiguas. Además, este monumento sigue desempeñando un papel fundamental en la actualidad: