Kiev, capital de Ucrania, despertó este viernes 20 de diciembre entre múltiples y sucesivas explosiones de gran potencia, espaciadas por unos pocos minutos, por el lanzamiento de al menos cinco misiles balísticos norcoreanos y rusos que provocaron destrozos en edificios de oficinas, locales comerciales y un hotel en una de las zonas más céntricas y concurridas de la ciudad.
“La gente empezó a bajar al refugio después de la primera explosión, e inmediatamente después se produjo la segunda, que dañó las habitaciones que dan a la calle”, dijo César Soares, que se encuentra en Kiev de viaje de negocios y se hospeda en el Holiday Inn afectado por el ataque.
Soares se ha quedado más veces en este hotel y explica que, como hacen muchos residentes en las ciudades que no están cerca del frente, la mayor parte de los huéspedes ignoran las alarmas antiaéreas hasta que escuchan una explosión. “Nos salvó la primera explosión, porque la gente empezó entonces a bajar entonces al refugio”, agrega.
Natural de la ciudad ucraniana de Járkov, Yevgueni se encontraba en su habitación en el momento del ataque y corrobora el relato de Soares. “Hubo dos explosiones, sí. Después de dos o tres minutos, quizá cinco, la segunda. Después de la primera bajamos al sótano”, relata tras salir a la calle para saber si su coche es uno de los muchos vehículos dañados por la caída de cascotes y las ondas expansivas.
También dormía en el hotel cuando poco antes de las 7 de la mañana se activaron las alarmas antiaéreas Yulia Levchenko. “Nos hemos vestido rápidamente y hemos bajado al refugio. Se han roto las ventanas”, dice con su mascota, un perro blanco de agua, en brazos, delante de la entrada y de la cafetería del hotel, parcialmente destruidas.
La calle del hotel, perpendicular al bulevar donde se encuentran el estadio Olímpico de Kiev y la catedral católica de San Nicolás, que está a unas decenas de metros de los edificios dañados, quedó después del ataque cubierta por las hojas de papel blancas de las oficinas afectadas.
Empleados de esas oficinas recogían documentos mientras trabajadores de limpieza limpiaban la calzada de escombros entre maldiciones al presidente ruso, Vladímir Putin, que en la víspera había amenazado con atacar una vez más Kiev en su habitual rueda de prensa de fin de año.
Según la Fuerza Aérea ucraniana, Rusia empleó en el ataque contra Kiev un total de cinco misiles: misiles balísticos Iskander-M y misiles balísticos KN-23 que Corea del Norte suministra al Ejército ruso. Los cinco proyectiles fueron derribados, según el parte de la Fuerza Aérea. Los daños habrían sido causados por los fragmentos de los misiles interceptados.
En una información eliminada posteriormente de su canal de Telegram, la Administración Militar de Kiev había afirmado que en el ataque también se utilizaron misiles hipersónicos Kinzhal.
En las últimas horas, Rusia también disparó contra territorios no especificados de Ucrania otro misil balístico Iskander-M y un misil guiado Kh-59 o Kh-69 y 65 drones de los que 60 fueron neutralizados o no alcanzaron objetivos.
Desde Moscú, el Ministerio de Defensa dijo haber alcanzado una comandancia del Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) y la sede de una empresa que diseña y produce misiles, además de “posiciones de sistemas de misiles antiaéreos Patriot”.