Los líderes más poderosos de la industria tecnológica están probando una nueva estrategia para atraer a Donald Trump, quien históricamente se ha opuesto a su dominio: las cenas en persona.
Un flujo constante de algunos de los nombres más importantes de la tecnología —Mark Zuckerberg de Meta, el cofundador de Google Sergey Brin y Jeff Bezos de Amazon.— han hecho peregrinaciones al club Mar-a-Lago de Trump en Florida para reunirse personalmente con el presidente electo, un marcado cambio respecto de su victoria de 2016, cuando muchos líderes empresariales mantuvieron su distancia y, en cambio, buscaron su favor contratando a cabilderos bien conectados.
“¡TODOS QUIEREN SER MIS AMIGOS!”, publicó Trump en Truth Social el jueves.
Ese comentario se hace eco de un comentario que hizo durante una conferencia de prensa a principios de semana, marcando un contraste entre su primer mandato, cuando “todos estaban peleando”, y ahora, cuando los ejecutivos corporativos clamaban por cenar con él en el patio de su resort de Palm Beach.
Trump es el primer republicano en los últimos 20 años que gana el voto popular. Lo perdió en 2016, incluso cuando ganó el Colegio Electoral para asegurarse la Casa Blanca. Ahora, además de las súplicas para tener una audiencia privada con él, también está acumulando una ola de compromisos ejecutivos o corporativos para financiar su investidura.
El presidente electo ha sido abiertamente hostil con algunos en el sector tecnológico, compartiendo sus quejas en Truth Social, la plataforma de redes sociales que inició después de que lo expulsaran de muchos sitios importantes tras la insurrección del Capitolio de Estados Unidos en 2021. Las quejas de Trump han variado desde el sesgo contra las voces conservadoras en Facebook hasta los resultados de búsqueda desfavorables de Google.
Aun así, a Trump también le gusta relacionarse con líderes, empresarios ricos y exitosos, muchos de los cuales son celebridades por derecho propio.
Lo que motiva a algunos de los ejecutivos a establecer una relación con Trump es la preocupación de que su empresa, sus productos o ellos mismos puedan ser el blanco de los mensajes en las redes sociales que el presidente electo suele lanzar en cualquier momento, a menudo sin previo aviso.
“Creo que el término es ‘pánico’. Todos estos tipos eran anti-Trump y todos saben que tiene una gran memoria, una enorme cantidad de energía y está muy preparado para perseguir a las personas que considera un problema”, dijo el ex presidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich en una entrevista.
En una cena el miércoles, Trump y Bezos estuvieron acompañados por el hijo de Trump, Eric, y su esposa, Melania, junto con el director ejecutivo de Tesla Inc. y SpaceX, Elon Musk, un importante donante de campaña y la persona más rica del mundo, según una persona familiarizada con la reunión.
Musk se convirtió en una figura fija de la órbita interna del presidente electo durante la campaña y esta semana usó esa influencia para empujar a Trump a oponerse a un acuerdo de gasto del Congreso, una medida que podría conducir a un cierre del gobierno si no se llega a un acuerdo para el fin de semana.
“El presidente Trump se está rodeando de líderes de la industria como Elon Musk mientras trabaja para restaurar la innovación, reducir la regulación y celebrar la libertad de expresión en su segundo mandato”, dijo el portavoz de Trump, Brian Hughes, en un comunicado.
Ese es el tipo de influencia que los ejecutivos de la industria tecnológica podrían ejercer si logran congraciarse con Trump. Durante su primer mandato en la Casa Blanca, Tim Cook, de Apple Inc., tuvo cierto éxito empleando esta estrategia. Al reunirse y conversar frecuentemente con Trump (algo que muchos otros directores ejecutivos no hicieron por temor a represalias de empleados o clientes), Cook pudo evitar en gran medida los aranceles que podrían haber aumentado significativamente el costo de importar iPhones.
En vista de que se avecinan amenazas de nuevas rondas de aranceles y de que en algunos círculos republicanos hay un anhelo de tomar medidas enérgicas contra los gigantes tecnológicos, los directores ejecutivos y fundadores ven el valor de exponer sus argumentos de manera proactiva ante Trump y sus principales lugartenientes.
Bezos fue blanco de las críticas de Trump durante su primer mandato. El miércoles, se encontró en la misma mesa que Musk, una de las pocas personas en el mundo más ricas que él, y cuyo servicio de internet satelital Starlink es uno de los competidores más feroces del Proyecto Kuiper de Amazon. El servicio de Amazon se ha retrasado en su desarrollo y la empresa se enfrenta a la perspectiva de una administración entrante repleta de personas estrechamente alineadas con SpaceX.
Zuckerberg visitó a Trump y a varios de sus asesores en Mar-a-Lago a finales de noviembre. La serie de reuniones, que se desarrolló durante dos días, incluyó sesiones con Susie Wiles, la nueva jefa de gabinete de Trump; Stephen Miller, un asesor de alto nivel; y el senador Marco Rubio, la elección de Trump para secretario de Estado.
El director ejecutivo de Meta le mostró a Trump las nuevas gafas inteligentes de la marca Ray-Ban, que se han convertido en una prioridad de producto para la empresa a medida que avanza más en el campo de la inteligencia artificial y los wearables.
Zuckerberg ha dejado claro que está interesado en asesorar a Trump sobre políticas tecnológicas futuras, y Meta es posiblemente la empresa que más se beneficiará de una posible prohibición de TikTok, que podría producirse en enero. Meta tiene un producto de vídeo rival, llamado Reels, que ya es popular entre los jóvenes y podría ver una afluencia de nuevos usuarios si TikTok se ve finalmente prohibido.
La visita de Zuckerberg a Mar-a-Lago fue un paso positivo para alguien que ha sido blanco de la ira de Trump durante años.
El presidente electo sugirió durante la campaña electoral que Zuckerberg debería ser encarcelado por presunta interferencia electoral durante las elecciones estadounidenses de 2020 y llamó a Facebook el “enemigo del pueblo” en marzo.
Brin y el director ejecutivo de la empresa matriz de Google, Alphabet Inc., Sundar Pichai, también cenaron con Trump a principios de este mes, según una persona familiarizada con el asunto.
Las propuestas de los ejecutivos de Google al presidente electo son un cambio notable con respecto a la estrategia del gigante de las búsquedas con la primera administración Trump. Después de las elecciones de 2016, Pichai y Brin, ambos inmigrantes, criticaron la propuesta de Trump de prohibir a las personas de varios países de mayoría musulmana viajar a Estados Unidos o buscar refugio en ese país; Brin incluso se unió a los manifestantes en el Aeropuerto Internacional de San Francisco en enero de 2017. “Estoy aquí porque soy un refugiado”, dijo Brin a los periodistas en ese momento.
La reunión con Trump se produce en un momento en que Google se prepara para enfrentarse al gobierno en varios frentes críticos durante el próximo año, incluidos temas antimonopolio y regulación de la inteligencia artificial. Trump ha nombrado a varios críticos de Google para su administración, incluido Brendan Carr para dirigir la Comisión Federal de Comunicaciones. Ha acusado a Google de manipular los resultados de búsqueda y supuestamente censurar puntos de vista conservadores.
Trump también ha criticado a Google y ha dicho que la empresa debería ser procesada por mostrar solo “malas historias” sobre él durante la campaña de 2024. Un caso antimonopolio que alega el dominio del gigante tecnológico en las búsquedas, que el Departamento de Justicia ganó a principios de este año, comenzó en la administración Trump. Pero en los últimos meses, ha adoptado un tono más conciliador, diciendo en una entrevista con Bloomberg News que no creía que el Departamento de Justicia debiera dividir a Google como parte del caso antimonopolio de la agencia contra la empresa.
Según se informa, Pichai ha hablado con Trump al menos otras dos veces en los últimos meses, incluso después de las elecciones de noviembre, cuando felicitó al presidente electo por su victoria. Y en octubre, Trump dijo que Pichai le había dicho: “Eres la persona número uno en todo Google para historias”.
