Cuatro meses después de que el mundo conociera el desgarrador caso de Gisèle Pelicot, la septuagenaria ha enfrentado en los tribunales a su exmarido, Dominique Pelicot, y a 50 hombres que la abusaron durante casi una década mientras se encontraba inconsciente. Este proceso judicial ha puesto de manifiesto crudas realidades sobre el abuso y la complicidad, destacando el manejo de la justicia en casos de tal naturaleza.
Dominique Pelicot fue condenado este jueves en Aviñón, Francia, por violación con agravantes a Gisèle, así como por el abuso de la esposa de su aprendiz, Jean-Pierre M., quien también se encuentra entre los acusados. Además, se le encontró culpable de captar imágenes de carácter sexual de su hija y nueras. La pena impuesta por el tribunal ha sido de 20 años de prisión, la máxima establecida para casos de violación en el país.
La fiscalía había solicitado penas más severas para los otros acusados, que sumaban hasta 650 años por las múltiples violaciones de las que habían sido señalados. Sin embargo, las condenas dictadas han sido notoriamente menores a las exigidas por los fiscales. Esta situación provocó protestas inmediatas fuera de los juzgados, donde un grupo de manifestantes expresaba su indignación con consignas como “Vergüenza a la justicia, justicia cómplice”.
Condenas que no satisfacen a los acusadores se han dado en varios casos. Lionel R., por ejemplo, recibió una pena de 8 años en lugar de los 14 solicitados. De manera similar, Charly A., quien visitó la casa de los Pelicot en seis oportunidades, fue sentenciado a 13 años frente a los 16 que pedía el ministerio público. En cuanto a Jean-Pierre M., su condena fue de 12 años, en contraste con los 17 solicitados por la fiscalía.
Seis de los involucrados en este escabroso caso también recibirán su libertad, pues han cumplido ya su condena en prisión provisional. Entre ellos se encuentra Joseph C., contra quien solo se imputó el cargo de agresión sexual sin violación. Hugues M., quien fue condenado a cinco años, también saldrá en breve debido al tiempo ya cumplido en detención.
Entre los aspectos más alarmantes del veredicto se encuentra el hecho de que solo 14 de los 50 acusados han admitido su culpabilidad en este caso. La defensa de los otros ha recurrido a diversas justificaciones, alegando manipulación o presión por parte de Dominique Pelicot, sin reconocer su responsabilidad en los delitos cometidos. Este último fue arrestado en septiembre de 2020 en un supermercado mientras grababa a mujeres sin su consentimiento.
Las investigaciones revelaron una carpeta titulada “Abusos” en los dispositivos de Pelicot, lo que llevó a la autoridad a descubrir videos explícitos en los que varios hombres abusaban de Gisèle mientras estaba inconsciente. Los documentos facilitados a la policía llevaron a la identificación de 49 hombres de diversas edades que habrían acudido al domicilio de los Pelicot, junto a un aprendiz que actuó de manera similar.
En un contexto más amplio, el caso de Gisèle Pelicot ha suscitado una notable movilización feminista en Francia, con diversas manifestaciones a favor de la víctima. Su determinación por visibilizar su historia y evitar que la vergüenza recayese sobre ella ha alentado a movimientos que demandan un cambio en la cultura del consentimiento y una mayor protección legal para las víctimas de abuso.
El impacto de este caso puede potencialmente impulsar cambios legislativos en Francia, particularmente en la definición del ‘consentimiento’ en el Código Penal. La fiscal Laure Chabaud ha declarado que «habrá un antes y un después» gracias al coraje mostrado por Gisèle Pelicot. Este caso no solo ha puesto en la mira los deficientes manejos judiciales frente al abuso, sino que también ha generado un debate nacional sobre la necesidad de reformas que garanticen una justicia más equitativa y enfática hacia las víctimas.
En el trascurrir de los días, tanto la defensa como la acusación disponen de 10 días para apelar la sentencia emitida por el tribunal. La atención se centra ahora en el impacto que esta decisión judicial tendrá en el futuro de las políticas contra el abuso en el país. El caso Pelicot es un recordatorio sombrío de las luchas que aún enfrentan las víctimas de violencia en el sistema judicial.