El precio de la gamba blanca, uno de los productos estrella de las mesas navideñas que procede de la costa de Huelva, ha subido un 20% en comparación con el año pasado.
La razón principal tras este incremento es la reciente huelga de pescadores en el Mediterráneo, que paralizó la actividad durante dos días la semana pasada en protesta por los recortes en las cuotas de pesca previstos para 2025.
Según explica a Confidencial Digital Francisco Abad, presidente de la Federación Española de Asociaciones de Pescaderías (FEDEPESCA), “la gamba blanca ha sido uno de los artículos más afectados este año. Su precio ha aumentado entre un 15% y un 20% debido a la falta de producto en el mercado tras la huelga”.
Este aumento coincide con una demanda que se dispara cada año en las semanas previas a la Navidad, cuando consumidores y restaurantes buscan garantizar sus reservas de pescado y marisco.
La protesta, organizada por las cofradías del Mediterráneo, fue una respuesta al anuncio de Bruselas de reducir los días de pesca de la flota de arrastre en un 79%, lo que limitaría la actividad a solo 27 días anuales. Además, se preveía una reducción del 30% en las capturas de gamba roja.
El paro de dos días afectó la disponibilidad de productos frescos en el mercado, lo que provocó un encarecimiento inmediato. “Cuando hay menos pescado disponible y la demanda es tan alta como en Navidad, los precios suben automáticamente”, señala Abad.
El Ministerio de Agricultura intervino el martes pasado para alcanzar un acuerdo que permitiera adelantar hasta un 10% de las cuotas de gamba roja de 2025 y cerrar así la campaña actual. Esta medida ha garantizado que el producto esté disponible en las pescaderías durante las fiestas, pero no ha evitado las tensiones en el mercado.
A pesar de los precios elevados, la demanda de marisco y pescado fresco sigue siendo una constante en Navidad. Entre los productos más solicitados, además de la gamba blanca, destacan el besugo, la lubina, el rape y el rodaballo. En cuanto al marisco, el langostino lidera las ventas, seguido de las almejas, las nécoras y los percebes.
Según Francisco Abad, los consumidores han empezado a tomar medidas para evitar los precios inflados de última hora. “Llevamos semanas viendo cómo la gente se aprovisiona con antelación. Muchos compran el pescado y el marisco fresco con tiempo y lo congelan”, indica.
La volatilidad en el coste del pescado y marisco es una constante en estas fechas, y este año no ha sido la excepción. Abad explica que “el precio depende mucho de la cantidad disponible en el mercado. Si hay poca oferta, como ha ocurrido con la gamba blanca, los importes suben. Por otro lado, cuando entra mucho producto, bajan”.
El besugo es otro ejemplo de esta tendencia. Este pescado, muy apreciado para los menús navideños, ya se considera caro durante todo el año debido a su escasez. En Navidad, su precio se dispara aún más, alimentado por la necesidad de los consumidores de mantener las tradiciones culinarias.
En cuanto al perfil del consumidor, Abad destaca que “la mayoría de los compradores son de mediana edad o mayores, quienes preparan las comidas familiares y buscan calidad y confianza en sus pescaderos de siempre”. No obstante, también se observa cada vez más interés por parte de los jóvenes, que optan por productos frescos para ocasiones especiales.
A pesar de los precios elevados, el gasto en productos de alta calidad no parece disminuir. “Todos quieren tener su nécora, sus percebes o su langostino en la mesa”, asegura Abad.
