El atentado contra la joven abogada Andrea Vidal Gómez, ex trabajadora del Congreso aún provoca indignación. Imágenes de una cámara de seguridad, a las que tuvo acceso La República, muestra los segundos del crimen.
9 y 11 de la noche. El auto que transportaba a la joven letrada está a punto de llegar a la intersección de la avenida Santa Catalina con San Eugenio. De pronto aparecen cuatro aparentes motos policiales, que parecieran abrir el paso entre los autos. 45 segundos después, se escucha una ráfaga de disparos. En total 40 impactos de bala.
El estruendo es tan fuerte que los vecinos ubicados a varias casas de los hechos se esconden en sus viviendas. Son en total tres motos lineales que rodean al auto de Andrea Vidal como águilas. Usan mini uzis y armas con cacerinas largas, todas con balas de nueve milímetros. Una vez terminado el encargo huyen por la avenida Santa Catalina hasta la avenida Canadá.
10 segundos después un patrullero aparece en la escena. Escucha la lluvia de balas, los gritos de los vecinos, pero no hace nada. No prende la sirena, avanza despacio, como si nada hubiese pasado, hasta llegar al taxi que está convertido en una coladera. Recién prende la sirena.
El lugar se convierte en una escena del crimen. Vecinos que ya se habían ocultado salen de sus viviendas solo para presenciar la escena de terror. A la policía ahora solo le queda testificar el atentado.
Muchos minutos después aparecen más patrulleros y finalmente con el tiempo en contra la joven abogada de 27 años es sacada de auto inconsciente y con dos impactos de bala en la cabeza. Es llevada al hospital Dos de Mayo ubicado muy lejos del lugar y lucha por su vida siete días hasta que su voz se silencia.
La cámara de seguridad no solo muestra la ferocidad del atentado, sino la inacción de agentes del orden que estaban a pocos metros del crimen y que prefirieron no escuchar.
