Si eres asiduo usuario en redes sociales, te habrás dado cuenta de que hay temas que por temporadas se hacen tendencia, como ‘qué es ser un tazo dorado’ o modas como lo ‘coquette’, pero hay otras que tienen un trasfondo más profundo, como la cultura o el lenguaje woke.
El término woke ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente en redes sociales y conversaciones sobre justicia social. En español, se traduce literalmente como ‘despierto’ o ‘consciente’, pero su significado va mucho más allá.
Si te has encontrado con debates en Twitter, TikTok o incluso en reuniones familiares sobre cómo debemos hablar y comportarnos, es probable que hayas topado con el lenguaje woke. Pero, ¿cómo llegó a ser tan relevante?
Cuando hablamos de lenguaje woke, este se refiere a una forma de expresarse que busca ser inclusiva, respetuosa y consciente de temas como el racismo, la diversidad sexual, la discriminación y otras problemáticas de agenda social.
Se utiliza como herramienta para visibilizar y combatir desigualdades en el lenguaje y la forma de expresarse sobre ciertas minorías o sectores de la población, y la neutralización del lenguaje es uno de sus principales elementos. El lenguaje woke busca:
Aunque en los últimos años el movimiento woke ganó popularidad en redes sociales y muchos usuarios (en su mayoría millennials y centennials) lo utilizan, se remonta a las comunidades afrodescendientes en Estados Unidos desde el siglo XX.
Su primer uso fue en 1938, cuando el cantante de blues Lead Belly usó la expresión ‘stay woke' (‘mantente alerta’ en español) en la canción ‘Scottsboro Boys’, misma que relata el caso de jóvenes afrodescendientes que supuestamente atentaron sexualmente contra dos mujeres, de acuerdo con la periodista Azahara Palomeque.
Desde entonces, ya era una forma de hacer referencia a estar alerta (remontándose al significado literal de la palabra) frente a las injusticias raciales que eran más marcadas en aquel entonces.
Sin embargo, el estallido de su uso y el lema de ‘stay woke’ se dio en 2014, tras el asesinato del joven Michael Brown a manos de policías, lo que derivó en el movimiento Black Lives Matter y, con el tiempo, se expandió a otras luchas sociales.
En los años recientes, el concepto se globalizó y las comunidades lo adaptaron a diferentes contextos culturales. En América Latina, por ejemplo, se ha relacionado con movimientos que buscan desafiar las estructuras de poder tradicionales, e incluso con temas como la cultura de la cancelación.
La popularidad del lenguaje woke tiene mucho que ver con el auge de las redes sociales y el acceso a la información sobre todo en los últimos años, pues las minorías alzan la voz y encuentran comunidades que comparten sus luchas a través de dichas plataformas.
El lenguaje woke es usado principalmente por personas y grupos interesados en promover la inclusión y la justicia social. Activistas, organizaciones no gubernamentales, y comunidad LGBTQ+ han sido pioneros en su adopción.
También es común verlo en espacios académicos y medios de comunicación que buscan sensibilizar a sus audiencias, y algunas marcas lo han utilizado como forma de identificarse con los consumidores y mostrarles apoyo, empatía y respeto.
Así como hay quienes han adoptado esta cultura en favor de minorías y sectores vulnerables de la población, otras personas reprueban la utilización de palabras y frases para neutralizar el lenguaje y ser más incluyentes.
Entre los argumentos más utilizados en contra del lenguaje woke, están el hecho de catalogarlo como una ‘moda’ adoptada por marcas o figuras públicas sin un compromiso real con las causas sociales.
También hay quienes opinan que puede crear tensiones al imponer una manera específica de hablar, lo que algunos interpretan como una forma de control ideológico, aunque en realidad no sea así.
Sin embargo, la realidad es que gran parte de quienes utilizan la palabra woke para referirse a alguien, lo hacen con el fin de desvirtuar el término y burlarse de las personas en situación de desventaja que buscan visibilidad ante las injusticias.