La presencia de ardillas en la capital peruana ha aumentado notablemente y se ha convertido en un elemento visible del paisaje urbano. En distritos como San Miguel y Jesús María, la población de ardillas es especialmente notable. A pesar de que Lima no parece el hábitat ideal para estos roedores, su adaptación a la vida urbana ha sido sorprendente.
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Las ardillas son consideradas una especie exótica en Lima, ya que su hábitat natural se encuentra en regiones distintas a la capital. Originarias de ecosistemas del norte de Perú, como los bosques secos de la costa y los bosques ecuatoriales, estas criaturas han logrado adaptarse a su nuevo entorno. Según Allan Flores Ramos, director de Gestión Sostenible del Patrimonio Fauna Silvestre del Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor), “la ardilla de nuca blanca, que encontramos en Lima, habita desde Guayaquil (Ecuador) hasta el bosque de Poma, en Lambayeque. Su presencia también se nota en bosques de Piura y Tumbes (Perú)”. La llegada de las ardillas a Lima se remonta a las décadas de 1980 y 1990, cuando se presume que el tráfico ilegal de especies silvestres facilitó su introducción.
Las ardillas son más comunes en distritos como San Miguel, Magdalena, San Isidro, Comas y Jesús María. En estos lugares, se pueden observar en parques como el zonal Sinchi Roca, el parque El Olivar y la ciudad universitaria de la PUCP. “No todo el día están activas, pero se pueden observar entre las 6 y 8 de la mañana o de 4 a 5 de la tarde”, destaca Flores Ramos. Este comportamiento horario permite a los ciudadanos planificar sus visitas para avistar a estos roedores en acción.
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El hábitat urbano de Lima ofrece a las ardillas una variedad de alimentos. Su dieta se compone principalmente de semillas, bayas y frutos, aunque también pueden alimentarse de huevos de pájaros, lombrices y pequeños insectos. Este comportamiento alimenticio les permite adaptarse a su entorno y sobrevivir en la ciudad. La capacidad de las ardillas para encontrar alimento en un entorno urbano representa un factor clave en su proliferación.
En Perú, la ardilla de nuca blanca (Sciurus pyrrhinus) es la más común, mientras que la ardilla roja de Junín (Sciurus igniventris) es endémica de la región de Junín. Ambas especies son consideradas de preocupación menor por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), aunque la ardilla roja enfrenta amenazas debido a la deforestación. La diversidad de especies en el país resalta la importancia de conservar sus hábitats naturales.
Para quienes deseen observar ardillas en Lima, se recomienda visitar parques y áreas verdes durante las primeras horas de la mañana o al atardecer, momentos en los que las ardillas son más activas. Llevar frutos secos o semillas puede ayudar a atraerlas, aunque es fundamental no alimentarlas en exceso para no alterar su dieta natural. La observación responsable de estas criaturas contribuye a su bienestar y a la preservación de su hábitat urbano.