Un reciente hallazgo puso en duda algunas de las bases de la teoría de la evolución humana. Un equipo de paleoantropólogos descubrió la existencia de una nueva especie de homínido que podría reescribir parte de nuestra historia.
El estudio, liderado por Christopher J. Bae y Xiujie Wu, se basa en una nueva investigación que revela la diversidad de antepasados de los seres humanos que coexistieron en el Pleistoceno Medio y Tardío.
Los especialistas lograron clasificar un grupo que hasta ahora no se había identificado. Este hallazgo desafía las interpretaciones previas sobre el linaje del homo sapiens sapiens en Asia y sugiere que la región albergó una mayor variedad de lo que se pensaba.
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Se trata del Homo juluensis y fue descubierto gracias a décadas de estudio del registro fósil en Asia, especialmente en el este del continente, donde se hallaron cráneos y otros restos humanos que no encajaban en las categorías tradicionales.
La nueva especie, cuyo nombre significa "cabeza grande", habría habitado la región entre 300.000 y 50.000 años atrás. Sus características sugieren una adaptación única a los entornos de la época, con una mezcla de rasgos de especies conocidas como los neandertales, los denisovanos y los humanos modernos.
El equipo de Bae y Wu propone que este no es solo un eslabón perdido, sino también un factor clave para entender la evolución humana en el continente. Su descubrimiento implica que la región pudo haber albergado al menos cuatro especies diferentes de homínidos en ese periodo, algo que cuestiona las teorías anteriores que hablaban de una sola especie dominante.
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Los especialistas a cargo del hallazgo argumentaron que su trabajo contribuye a deshacer el "embrollo del Medio", un concepto que se refiere a la confusión sobre la clasificación de restos humanos del Pleistoceno Medio.
Gracias a nuevas técnicas y una mejor comprensión del registro fósil, los investigadores han logrado distinguir claramente al Homo juluensis de otras especies conocidas, como el Homo sapiens arcaico.
Además, han planteado la hipótesis de que algunos restos previamente identificados como denisovanos podrían pertenecer también a esta nueva especie. Esto se basa en similitudes en la estructura dental y mandibular de los fósiles encontrados en lugares como el Tíbet, Taiwán y Laos.
Este hallazgo no solo aporta una nueva especie al árbol evolutivo, sino que también desafía los modelos unilineales de la evolución humana que es hasta el día de hoy el consenso en la comunidad científica.
Según los investigadores, la presencia de varios tipos de homínidos en el este de Asia sugiere que este proceso de crecimiento y adaptación fue mucho más complejo de lo que se pensaba, con posibles interacciones e hibridaciones entre especies.
De esta forma, si bien se requiere de una mayor exploración académica, este descubrimiento abre nuevas perspectivas para entender los procesos evolutivos que dieron forma a los humanos modernos.