Un intento deliberado por mezclar los temas de migración con la seguridad. Ese es el diagnóstico que realizó la integrante de la Cátedra de Racismos y Migraciones de la Universidad de Chile, Rita Lages, en el contexto del Día Internacional del Migrante.
En conversación con el programa Semáforo de Radio Universidad de Chile, la también académica de la Facultad de Derecho de nuestra casa de estudios, explicó que actualmente hay múltiples causas que motivan la movilidad humana, principalmente factores económicos, pero también conflictos bélicos al interior de los países.
Justamente, la experta recalcó que cuando se trata de desplazamientos forzados, “la respuesta de los Estados debería ser distinta, porque jurídicamente o para el derecho, no es lo mismo”.
“En el caso de las personas solicitantes de asilo, los Estados han celebrado y ratificado distintos tratados. Un tratado de 1951, la Convención de Ginebra, establece que los Estados cuando reciben personas que alegan ser refugiadas, tienen la obligación de permitir que esas personas presenten esa solicitud y tienen el deber de revisar esas solicitudes”, detalló.
Sin embargo, Lages advirtió que en algunos países, especialmente los europeos que reciben más migración, las naciones han optado por utilizar mecanismos para evadir sus obligaciones internacionales.
En esa línea, se refirió a las prácticas de extraterritorialidad o externalización del control migratorio, “que es impedir, de alguna forma, en el caso europeo se da en el Mediterráneo, que las personas lleguen a las aguas territoriales o al territorio terrestre del Estado para no recibirlas”.
Por otra parte, requerida sobre los discursos anti migración que han cobrado relevancia a nivel político, la académica señaló que la clave detrás del discurso de figuras como Donald Trump, es que dicen explícitamente que la migración es negativa.
“Hay políticamente un cierto consenso, aunque no es dicho así expresamente, de que la migración es entendida como algo indeseable. Lo que hace Trump es poner algo muy performativo, muy de narrativa, decir lo que algunos pensaríamos pero sin filtros, porque sabe que ese lenguaje disruptivo políticamente es ventajoso y se traduce en votos”, afirmó.
Respecto al caso específico de nuestro país, la docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile planteó que de manera inédita en su historia, se está asimilando la migración con la criminalidad.
“Lo que hoy se plantea, de manera intencional, y eso es para mí una importación de estos otros modelos, es deliberadamente discutir de forma mezclada, estableciendo correlaciones entre ambos temas, migración y seguridad. Cuando ambas podrían ser y deben ser discutidas por separado. Hay puntos comunes, naturalmente, las personas cometen delitos, algunas personas son extranjeras, ahí hay una conexión, pero eso no significa que todo lo que tenga que ver con migración tenga que ser discutido bajo la lógica del derecho penal, de la criminalidad y de la seguridad”, sostuvo.
Pese a que reconoció que la seguridad es un problema a nivel regional, “lo que hay que preguntar es si efectivamente la migración es la causa de ese problema de seguridad”.
“Probablemente no lo es, porque en el caso, incluso de países que han tenido menos migración, como Chile, ya se planteaba el tema de la seguridad, solo que es obvio que la seguridad va cambiando con el tiempo. Se va perfeccionando, sofisticando y a medida que las sociedades son más complejas, la criminalidad como un hecho social también lo será, no es la misma de hace cincuenta años”, dijo.
