Pese a que Brasil y Venezuela se posicionan como los países con las reservas más grandes de oro en la región, hace poco se descubrió la mina más grande de Sudamérica con más de 20.000 hectáreas que podrían cambiar la historia de este país.
Aún con los avances de las criptomonedas y otros nuevos activos, este mineral precioso todavía es una herramienta fiduciaria de gran valor por su escasez y los altos costos de extracción a la vez que es muy duradero en el tiempo y está muy cotizado en la joyería. Por eso, el nuevo yacimiento tiene un gran valor económico para su país.
Brasil es uno de los países con mayores explotaciones de oro y su servicio geológico confirmó la existencia de 94 nuevas zonas a explorar. Por su parte, Venezuela tiene reservas por más de 161,22 toneladas, con un tesoro de los más grandes del mundo, según el Consejo Mundial del Oro.
Sin embargo, la mina de Yanacocha, ubicada en la región de Cajamarca, Perú, es considerada la más grande de Sudamérica y una de las más importantes del mundo. Este yacimiento se encuentra en una zona montañosa, entre los 3500 y 4100 metros sobre el nivel del mar con un área de aproximadamente 20.000 hectáreas.
Las operaciones en esta región datan de 1993 y se erigieron como uno de los pilares fundamentales de la economía local de este sector con una fuerte influencia en el área exportadora. Los principales explotadores son la compañía estadounidense Newmont, en asociación con Buenaventura y Sumitomo Corporation.
El método principal utilizado en Yanacocha es la minería a cielo abierto, que permite extraer grandes volúmenes de mineral. A lo largo de los años, este yacimiento ha producido más de 40 millones de kilates de oro, lo que posicionó la zona como uno de los mayores productores del mundo.
Además, esta región es reconocida por implementar prácticas de minería sostenible, que incluyen programas para reducir el impacto ambiental y contribuir al desarrollo económico de las comunidades cercanas.
Sin embargo, pese a dichos avances, también ha sido objeto de controversias relacionadas con el medio ambiente y conflictos sociales, principalmente por el uso intensivo de recursos hídricos y el desplazamiento de tierras en la zona. Estas preocupaciones han llevado a que la mina sea monitoreada de cerca por organizaciones internacionales y nacionales.
A pesar de la significativa producción de la mina de Yanacocha y de las inversiones realizadas, la región de Cajamarca mantiene altos índices de pobreza. Según datos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en 2023, la región presentó una incidencia de pobreza del 44% en total, una de las más elevadas del país.
Entre 2004 y 2019, la zona redujo la situación económica negativa casi en un 40% de los habitantes. Sin embargo, la pandemia revirtió parte de estos avances con un aumento del 5% de pobreza.
Esta situación llevó a analizar los beneficios reales de la minería a gran escala para las comunidades locales. Por eso, pese a que la economía nacional tuvo su impulso, estos efectos positivos no se vieron en algunos puntos como las regalías mineras, los avances sociales y el cuidado ambiental.