Uno de cada tres estudiantes de secundaria debería cambiar de instituto para que reflejaran la realidad social de España: para evitar que los centros se conviertan en guetos de ricos o pobres habría que reubicar al 38% de los alumnos de familias más favorecidas
España es el país de la OCDE que más segrega por renta entre la escuela concertada y la pública
Madrid es la comunidad que más segrega a su alumnado en función de la renta. Euskadi y Catalunya destacan por hacerlo según su origen: nacionales e inmigrantes, cada uno por su lado. En general, España está entre los países de Europa que más segrega a nivel de centro, según el estudio el informe Segregación escolar, un problema de justicia social sin resolver: análisis y propuestas, presentado este miércoles por Comisiones Obreras.
Uno de cada tres alumnos tendrían que cambiar de centro para que los institutos españoles fueran una fiel representación de la sociedad. En concreto, y para evitar que los centros se conviertan en guetos de estudiantes ricos o pobres, habría que reubicar al 35% de los alumnos socioeconómicamente más desfavorecidos y a un 38% de los más favorecidos, según concluye CCOO. Para que el reparto de inmigrantes en los centros responda a su distribución social, uno de cada cinco debería matricularse en otro instituto.
“La segregación escolar es uno de los desafíos más serios y urgentes que enfrenta el sistema educativo español, con consecuencias profundas no solo para el alumnado, sino para la cohesión y justicia social”, sostiene el informe. “Este fenómeno afecta a miles de familias y reduce drásticamente la capacidad de la educación para actuar como un espacio inclusivo, y como un mecanismo de corrección de las desigualdades. Esta realidad perpetúa desigualdades y discriminaciones estructurales, socavando la equidad, la inclusividad, la igualdad de oportunidades, la democracia y el progreso justo de la sociedad”, valora.
El estudio, que incluye en el grupo de alumnado más desfavorecido al 25% socioeconómicamente más humilde y en el más favorecido al 25% más acomodado, advierte de que la media nacional oculta “una gran variabilidad de datos en las diferentes comunidades y ciudades autónomas”. Como se puede observar en el siguiente gráfico, Madrid es “con gran diferencia” la región más segregadora, seguida de Melilla, frente a Cantabria, Castilla-La Mancha o Aragón, las dos que menos agrupan a su alumnado en función de la renta.
El informe da cuenta también de las grandes diferencias que existen dentro de España entre comunidades. La Comunidad de Madrid se sitúa en la parte más alta del listado, por detrás de algunos países del Este de Europa, tales como Hungría, Rumanía, Eslovaquia o Bulgaria, que encabezan el ranking y justo por delante de Alemania, pero con una segregación a nivel de centro mucho mayor que los países de nuestro entorno inmediato como Francia, Italia, Portugal o Reino Unido. Enfrente, otras comunidades como Cantabria, Castilla-La Mancha, La Rioja, Castilla y León o Navarra tienen los niveles de segregación más bajos de Europa, comparables a Finlandia o Noruega.
“La segregación escolar es uno de los desafíos más serios y urgentes que enfrenta el sistema educativo español, con consecuencias profundas no solo para el alumnado, sino para la cohesión y la justicia social”, valoran desde el sindicato. “Este fenómeno afecta a miles de estudiantes, de familias y reduce drásticamente la capacidad de la educación para actuar como un espacio inclusivo y como un mecanismo de corrección de las desigualdades, donde los y las estudiantes deben aprender y convivir en un entorno diverso”.
Esta realidad perpetúa desigualdades y discriminaciones estructurales, socavando la equidad, la inclusividad, la igualdad de oportunidades, la democracia y el progreso justo de la sociedad
Este informe, que analiza a nivel centro, se complementa con otro reciente de Save the Children que comparaba la segregación del sistema español en su conjunto con otros europeos para concluir que no hay país en el mundo que más separe a su alumnado dentro de la red pública en función de la renta. Y apunta a una responsable: la escuela concertada (como parte del sistema público, aunque sean centros privados).
El estudio también analiza la segregación que se produce con el alumnado inmigrante. En este caso, la segregación del conjunto del territorio estatal es de 0,19 puntos, lo que significa que habría que cambiar de centro a uno de cada cinco estudiantes de origen foráneo para lograr una distribución equitativa. Pero también en este caso la media nacional esconde diferencias regionales: Catalunya y el País Vasco destacan por ser las que mayor segregación escolar del alumnado de origen inmigrante tienen de todo el Estado, con una media de 0,24 puntos en ambos casos, mientras destacan positivamente Melilla, la Comunitat Valenciana, la Comunidad de Madrid, Navarra y Aragón, las cinco con valores en torno a 0,15.
Pero los autores del texto destacan que mientras administraciones como la catalana o la vasca han aprobado planes para rebajar la segregación socioeconómica, incentivando la matriculación de alumnado vulnerable en colegios concertados, entre otras medidas, esto mismo no ha sucedido en el caso de la segregación inmigrante. Y no porque, en conjunto, la situación sea menos grave, como se deduce cuando se compara a España con algunos de los países de su teórico entorno (no necesariamente físico, sino socioeconómico).
Catalunya y el País Vasco, las dos regiones que más segregan en España en función del origen del estudiante, se encuentran en la cabeza de Europa
Dejando fuera a los países con menos de un 5% de alumnado de origen extranjero como hace PISA, de donde se han extraído los datos, “la segregación del alumnado de origen inmigrante es mucho mayor en los países occidentales”, señala CCOO. Encabezan la segregación Austria y Reino Unido y, más alejados, Bélgica, Francia y Noruega. España se sitúa detrás de estos, pero en el tercio superior de los países de Europa con una mayor segregación escolar de este tipo.
Pero la parte interesante, sostiene el estudio, viene cuando se compara la situación de las comunidades y ciudades autónomas con estos países. Así, Catalunya y el País Vasco, las dos regiones que más segregan en España en función del origen del estudiante, se encuentran en la cabeza de Europa en este tipo de agrupación de alumnado, solo por detrás de Austria, Reino Unido y Bélgica, dato que muestra “la grave situación de estas dos comunidades”, según CCOO.
Pero en esta ocasión el sindicato no se limita a señalar una situación, y aporta una serie de propuestas encaminadas a reducir la segregación existente. El diagnóstico se ha realizado en muchos de los informes previos: entre los factores que más segregación provocan está la existencia de una red privada sostenida con fondos públicos que selecciona alumnado mediante el cobro de cuotas; la división del territorio en zonas excesivamente pequeñas o la no división (como la zona única de Madrid); la matrícula viva (la incorporación de alumnado durante el curso, que suele ser de perfil vulnerable y acabar en centros públicos); la no existencia de servicios escolares como el desayuno o los programas que extienden las horas de apertura de los centros (o cuando las familias deben pagarlos); o la falta de recursos en los colegios públicos (que provocan que huyan de ellos las familias que se lo pueden permitir).
Si no se apuesta por barrios socialmente mixtos, la segregación residencial seguirá creciendo; así mismo, la desigualdad, los trabajos precarios o el paro limitarán de manera intensa los resultados académicos y las oportunidades educativas
Para contrarrestar estos elementos segregadores, el informe de CCOO propone hasta 71 medidas en torno a esas mismas cuestiones. Por ejemplo, se insta a las administraciones a estudiar cómo será la oferta y demanda presente y futura para poder planificar. También establecer “mapas escolares actualizados donde se determine el perfil del alumnado que se atiende en cada zona, en función de sus características personales, culturales o sociales”; evitar la adscripción de centros de primaria con más segregación a centros de secundaria también segregados para romper el círculo vicioso; evitar el distrito único escolar y analizar la zonificación que se realice con criterios socioeconómicos para crear distritos con la mayor heterogeneidad posible; eliminar la puntuación por antiguo alumno a la hora de la admisión (no de hermanos, pero sí de familiares más lejanos) y eliminar el punto (o más) discrecional que en ocasiones pueden otorgar los centros, que “favorecen a las rentas altas”; dar prioridad en la matriculación a familias vulnerables; eliminar las cuotas en la escuela concertada y no permitir proyectos de centro marcados por su carácter religioso; financiar a los centros en función de los perfiles de alumnado y las necesidades educativas que tengan, entre otras medidas.
“Solo a través de políticas transversales impulsadas por las administraciones se puede solucionar de manera real este problema”, concluyen los autores. “Si no se apuesta por barrios socialmente mixtos, la segregación residencial seguirá creciendo; así mismo, la desigualdad, los trabajos precarios o el paro limitarán de manera intensa los resultados académicos y las oportunidades educativas. Hay datos y experiencias suficientes para afirmar que la mejora de los niveles de formación, en especial del alumnado vulnerable, es una condición necesaria para lograr una mejora en su empleabilidad y enriquecer sus oportunidades vitales de lograr construir una vida digna y posibilitar el ejercicio de una ciudadanía crítica, lo que contribuirá a reforzar el propio sistema democrático”.