La crisis de los seis opositores asilados en la Embajada de Argentina en Caracas sigue escalando y cada vez tiene más aristas. A las constantes denuncias de asedio y hostigamiento contra la sede diplomática –el corte de electricidad y agua, el bloqueo de la entrada de suministros, la ocupación de las viviendas aledañas para controlar las instalaciones y la aparición de francotiradores en las inmediaciones–, se suma la participación de nuevos actores que intentan mediar para encontrar una salida. Si la semana pasada fue la Organización de Estados Americanos (OEA) la que convocó una reunión para analizar la situación, en la que 13 países pidieron que el Gobierno de Venezuela otorgara salvaconductos a los asilados; este martes fue el ministro...
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