El tribunal de las oposiciones a bombero del Ayuntamiento de Madrid ha realizado las comprobaciones necesarias y ha confirmado que David L. Y., el aspirante que se proclama mujer trans , sí realizó su cambio de género antes de inscribirse en la selección, en enero de 2024. Por lo tanto, Raúl Asenjo, de 21 años y que se quedó sin la última plaza (la 126) tras impugnar David su nota en las calificaciones prácticas, pretende llevar el caso a los tribunales. Fuentes del proceso de oposiciones explican a ABC que, aunque Asenjo presente recursos administrativos ante los examinadores, estos no pueden ser validados, puesto que se ha hecho la comprobación registral del cambio de género. Aunque el individuo transgénero no haya cambiado su nombre masculino ni se haya sometido a ninguna operación de reasignación de sexo ni comenzado su hormonación. Es más, es que eso es lo que establece la ley trans auspiciada por la exministra de Igualdad y eurodiputada Irene Montero. Raúl ya interpuso el pasado 9 de diciembre un recurso de alzada ante el tribunal, arguyendo el fraude de ley que estaría cometiendo, a su juicio, David L. Y. Una argucia, que de ser cierta, le habría servido para conseguir que se le baremara según los estándares de las candidatas mujeres en las distintas pruebas física y, por lo tanto, que su calificación en estas evaluaciones (que suponen un 50% y hacen media con la teórica, donde obtuvo un exiguo 6,08) pasara de un 8,72 a un 9,71. Así es como pasó del puesto 201 de la oposición al 101, y Raúl, por lo tanto, del 126 al 127. Y este se quedó sin puesto de trabajo. El demandante, en conversación con ABC, explica que hasta el 9 de enero puede recibir una respuesta a su recurso de alzada; y que, si se le deniega (como ya adelantan fuentes de la organización), presentará otro de reposición, que correría la misma suerte . Entonces, está convencido de recurrir, de la mano de su bufete de abogados, a un tribunal ordinario, en este caso de lo Contencioso-Administrativo. Sería entonces el juez el único que podría revocar la reasignación de género de David por haber incurrido en un fraude de ley o, en todo caso, su puesto en la oposición. El enfado entre los bomberos y los demás opositores es manifiesto. No ven lógico este uso torticero de la legislación actual, tan polémica por permitir estas fugas de agua, y eso quedó demostrado el pasado viernes: David y su hermano gemelo, Iván (quien también ha concurrido a las oposiciones y sí ha conseguido plaza sin tener que proclamarse mujer trans), acudieron al reconocimiento médico prácticamente tapados. Sobre todo, el protagonista de esta historia, que lo hizo a las ocho y media de la mañana cubierto con mascarilla, gorro y braga en la cara. Además, sus padres iban grabando con sus móviles continuamente, hasta que entraron en el centro de prevención de riesgos laborales Fabiola de Mora y Aragón. Lo hacían por si alguno de sus compañeros (o quizá los medios de comunicación) se acercaban a ellos. Cosa que no ocurrió. David e Iván ya se habían presentado a otras oposiciones a bomberos y a policías locales en Segovia, Guadalajara y Getafe, sin éxito. En enero pasado se inscribieron en las del Ayuntamiento de Madrid, una de las más exigentes. En los dos años que Raúl Asenjo estuvo preparándose en una academia y un gimnasio de la avenida de Oporto, muy cerca de la Plaza Elíptica, coincidió con los gemelos. Asegura que en todo momento David utilizó el baño y el vestuario masculino; es más, durante las pruebas físicas, que se evaluaron la última semana de octubre (cuando ya estaba registrado como mujer trans), hizo uso también de estas dependencias destinadas a hombres. E incluso, contraviniendo las normas del Consejo Superior de Deporte (CSD), se puso el bañador de los varones, y no la braga y el sujetador que corresponde a las opositoras de género femenino. Todos estos puntos forman parte del recurso interpuesto por Raúl Asenjo ante el tribunal de las oposiciones. Asimismo, como adelantó este periódico , David, al menos hasta inicios de diciembre, hacía apología de un grupo ultra y misógino, considerado por los expertos de Estados Unidos (donde nació ese movimiento) supremacista blanco. Es decir, de extrema derecha. Desde su creación, hace veinte años, MGTOW se ha caracterizado por su acoso, sobre todo en redes sociales, a la población femenina. Es tal su rechazo a las mujeres, que los más radicales hasta se niegan a mantener relaciones con ellas, practicando el celibato; en todo caso, con muñecas sexuales o mujeres prostituidas. Nada que ver con la realidad transexual.