Estamos esperando el nacimiento del Mesías, del Salvador, el que tenía que venir al mundo para librar al hombre de su pecado. Con este Mesías cambió radicalmente la existencia humana, el hombre experimentó su liberación y el mundo se hizo más humano, más fraterno. Llevamos más de dos mil años en los cuales millones y millones de personas, ricos y pobres, ignorantes y sabios, reyes o plebeyos, han considerado a este Mesías, Cristo Jesús, como a su Dios y Salvador.