Hasta el sábado pasado, la vida de Cristina Díaz Fernández (Tembleque, Toledo, 1990) en Mayotte, sin ser del todo placentera, pues ella se fue hace tres años a trabajar como profesora de español a este archipiélago francés ubicado en el océano Índico, había sido relativamente tranquila. Sin embargo, el ciclón Chido ha convertido su estancia allí en un calvario, a tenor de lo que se van enterando sus familiares a cuentagotas gracias a los teléfonos de otras personas con las que esta joven toledana de 34 años está viviendo estos días tras perder su casa por culpa del temporal. Fue hace tres años cuando Cristina, por aquel entonces sin trabajo, y tras terminar sus estudios universitarios de Psicología, Educación y Pedagogía, no se lo pensó cuando superó una entrevista de trabajo para dar clase de español en ese departamento de ultramar perteneciente a Francia, además de región ultraperiférica de la Unión Europea. Después de mejorar su francés y situar en el mapa este archipiélago al norte del Canal de Mozambique y por encima de Madagascar , llegó para dar sus clases en Dzaoudzi, capital de la comunidad que da nombre a la más pequeña de las islas, también conocida como Pamanzi o Petite-Terre , que cuenta tan sólo con 10 kilómetros cuadrados. Debido a su naturaleza volcánica, este archipiélago posee un suelo muy rico en algunas zonas y el arrecife de coral que rodea a gran parte de la isla asegura la protección de los barcos, siendo un excelente hábitat para diversas clases de peces. Pero, todos esos paisajes paradisíacos se han tornado desde el sábado en un infierno, pues se teme que centenares o incluso millares de hombres y mujeres, extremadamente pobres, hayan perdido la vida tras el paso del ciclón Chido. Los datos de fallecimientos llegan de poco en poco, ya que el sistema de comunicaciones que da servicio a esta región francesa de ultramar se cayó debido al temporal y es difícil acceder hasta muchos lugares. Con una población de más de 200.000 habitantes censados, más otros muchos sin contabilizar por la pobreza reinante en muchos puntos, allí viven unos 120 españoles entre Mayotte (o Grande Terre ) y Pamanzi o Petite-Terre , de los que sus familiares desconocen cómo se encuentran ni de las posibles soluciones para poder volver, por lo que piden ayuda al Gobierno de España y a las autoridades francesas. Es en esa última isla, en concreto en su capital, Dzaoudzi, donde se encontraba el sábado Cristina, que «está viva de milagro», afirma a ABC su hermana Maribel, que cuenta que los fuertes vientos, de más de 200 kilómetros por hora, derribaron buena parte de la casa donde residía y el techo se le cayó encima , aunque se pudo refugiar debajo de su cama. De todo esto se enteraron sus familiares tras un escueto sms desde otro teléfono móvil -pues ella ha perdido el suyo y su ordenador portátil por el temporal- en el que decía: «Soy Cristina. Estoy bien». Desde entonces, según relata su hermana, «Cristina ha podido refugiarse, sin más que lo puesto, en casas de conocidos que no están tan afectadas por el paso del temporal, donde están racionando la poca comida que les queda a la espera de ayuda». Además, en muchos puntos del archipiélago están incomunicados y la señal de internet o la cobertura móvil falla . De hecho, este lunes pudo hablar con ella unos minutos para saber que estaba bien de salud, pero preocupada por una posible salida de la isla. A ello se suma la extrema pobreza de muchos de los habitantes de esta región francesa en África. «La gente, ya antes, tenía pocos recursos y ahora, tras esta catástrofe, será aún peor», asegura Maribel, que informa de que son continuos los saqueos a supermercados y comercios en búsqueda de comida o de cualquier cosa e incluso en viviendas . De hecho, el colegio en el que Cristina trabajaba, aparte de los daños del ciclón, ha sufrido el robo del mobiliario y del material escolar, por lo que el gobierno local ha decretado el toque de queda por las noches. «La ayuda humanitaria de las autoridades francesas es tardía y escasa», se queja de nuevo Maribel, que reclama más implicación también al Gobierno de España para que les ayude a conocer la situación de sus familiares e incluso para poder sacarlos de allí . De hecho, ha contactado con la embajada de Francia en España y con el consulado de España en Francia y, de momento, no le han dado solución alguna.