Con el aumento de las tensiones geopolíticas y el temor a un conflicto nuclear, la búsqueda de refugios seguros se intensifica. Una investigación publicada en la revista Risk Analysis señala a dos países industrializados como los mejor preparados para garantizar la supervivencia de su población en caso de una catástrofe atómica.
El estudio, realizado por los investigadores Matt Boyd y Nick Wilson, analizó factores clave como la producción de alimentos, la autosuficiencia energética, la capacidad industrial y la resistencia climática ante escenarios extremos como un invierno nuclear, la erupción de un supervolcán o una lluvia de asteroides.
Australia destaca como la nación mejor equipada para enfrentar un conflicto nuclear a gran escala. Su enorme capacidad agrícola tiene el potencial de alimentar a decenas de millones de personas, superando con creces a su población actual. Además, su sólida infraestructura, superávit energético y altos presupuestos en seguridad sanitaria y defensa refuerzan su posición como un refugio seguro en caso de una catástrofe global.
Sin embargo, Australia enfrenta un desafío: sus lazos militares con potencias como Estados Unidos y el Reino Unido podrían convertirla en un objetivo estratégico en una guerra nuclear, lo que representa un riesgo considerable a pesar de sus ventajas.
Nueva Zelanda, por su parte, presenta ventajas importantes que la colocan entre los países más seguros. Su política histórica libre de armas nucleares reduce significativamente las posibilidades de ser un objetivo en un conflicto. Además, su capacidad de producción de alimentos es notable: incluso en un escenario de invierno nuclear que reduzca los rendimientos agrícolas hasta un 61%, el país podría alimentar a toda su población.
A pesar de su resiliencia, Nueva Zelanda enfrenta riesgos secundarios, como el colapso del comercio global, que podría afectar su dependencia de importaciones clave como petróleo, fertilizantes y maquinaria. Esta situación podría generar tensiones económicas y sociales en un contexto prolongado.
Además de Australia y Nueva Zelanda, países como las Islas Salomón, Vanuatu e Islandia son mencionados como potenciales refugios debido a su aislamiento y capacidad agrícola moderada. No obstante, la falta de cohesión industrial y la posible desintegración social en un escenario extremo podrían comprometer su supervivencia a largo plazo.
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En contraste, naciones como Estados Unidos, Rusia y China enfrentarían una drástica reducción en su producción de alimentos, hasta un 97% según modelos simulados de un invierno nuclear, lo que las obligaría a depender de tecnologías experimentales aún no desarrolladas a gran escala.