Un equipo de exploradores ha encontrado un insecto gigante que se creía extinto desde hace 40 años en la pirámide de Ball, un islote en medio del océano Pacífico. Este hallazgo ha despertado el interés de la comunidad científica, que ahora busca rescatar a esta especie en peligro de extinción.
La pirámide de Ball, con 562 metros de altura, es considerada la isla volcánica más alta del mundo y forma parte de una cadena de montes submarinos. A 20 kilómetros de distancia se encuentra la isla de Lord Howe, donde se pensaba que los insectos palo habían desaparecido debido a la invasión de ratas en 1920. Sin embargo, los restos encontrados en la pirámide han revelado que la especie aún sobrevive.
Este descubrimiento ha llevado a la comunidad científica a investigar cómo estos insectos llegaron a la pirámide de Ball, ya que no pueden volar. A pesar de las diferencias morfológicas, se ha confirmado que se trata de la misma especie, Dryococelus australis, lo que ha abierto la puerta a esfuerzos de repoblación en su hábitat original.
La pirámide de Ball es una formación geológica aislada que emergió debido a la actividad volcánica y se considera parte del continente sumergido de Zelandia, una vasta área que se extiende bajo las aguas del Pacífico Sur. Este islote, que en su momento fue considerado deshabitado y sin vida significativa, ha revelado ser un ecosistema único y sorprendente, albergando una especie de insecto palo gigante que ha llamado la atención de los científicos.
Estos insectos, que pueden alcanzar una longitud de hasta 25 centímetros, han encontrado en la pirámide de Ball un hábitat propicio para su supervivencia. El éxito de estos insectos palo en este entorno tan aislado y peculiar se debe, en gran medida, a la presencia de un árbol de té endémico, que les proporciona el sustento necesario.
Además, el microclima de la isla, favorecido por la humedad de los restos de plantas que permanecen intactos en la zona, ha creado las condiciones perfectas para el mantenimiento de este ecosistema. Este hallazgo no solo amplía el conocimiento sobre la biodiversidad en lugares remotos, sino que también subraya la resiliencia de las especies en ambientes extremos, demostrando cómo los organismos pueden adaptarse a condiciones aisladas y específicas.
La extinción de los insectos palo en la isla de Lord Howe se atribuye a la llegada de ratas en 1920, que se alimentaron de la población de estos insectos. Este evento ha resaltado la fragilidad del ecosistema de la isla, que alberga numerosas especies endémicas.
La comunidad científica ha comenzado a implementar un plan para erradicar a las ratas y reintroducir a los insectos palo en su hábitat original.
Desde 2003, se han realizado esfuerzos para preservar a los insectos palo gigantes, incluyendo la extracción de parejas reproductivas y su crianza en cautiverio en el zoológico de Melbourne.
Sin embargo, la supervivencia de la especie sigue en riesgo debido a su hábitat limitado y a la amenaza de alteraciones en el ecosistema. La comunidad científica continúa trabajando para garantizar un futuro para esta especie única.
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El archipiélago de Lord Howe, donde se encuentra la pirámide de Ball, es considerado patrimonio de la humanidad por la Unesco desde 1982. Este reconocimiento destaca la importancia de conservar las especies endémicas que habitan en la región.
La situación del insecto palo gigante es un recordatorio de la fragilidad de los ecosistemas y la necesidad de proteger la biodiversidad en el planeta.