Un cambio inesperado está sacudiendo el sistema financiero global. Dos potencias han decidido prescindir de la moneda estadounidense en sus operaciones bilaterales, apostando por sus divisas locales. Esta medida podría convertirse en un punto de inflexión para el comercio internacional y la estabilidad económica mundial.
La decisión reciente ha sido catalogada como parte de una tendencia mayor que desafía el dominio del dólar en el mercado global.
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La desdolarización es una estrategia utilizada por países que desean reducir su dependencia de la moneda de Estados Unidos. Este proceso incluye sustituir al dólar en intercambios comerciales, reservas internacionales y sistemas bancarios. En el escenario actual, las sanciones económicas y las tensiones políticas han acelerado este cambio.
Rusia e Irán, protagonistas de este nuevo acuerdo, establecieron transacciones directas mediante el rublo y el rial. Mohamed Reza Farzin, director del Banco Central iraní, afirmó: “Hicimos un acuerdo monetario con Rusia y eliminamos por completo el dólar. Ahora solo comercializamos con riales y rublos”. Esta alianza responde a años de restricciones y conflictos con países occidentales.
La eliminación del dólar en las operaciones bilaterales supone un impacto significativo para el comercio global. En primer lugar, reduce la necesidad de utilizar sistemas financieros como SWIFT, una red internacional utilizada por bancos para transferencias de dinero.
El sistema SWIFT, aunque eficiente, se ha convertido en un riesgo para naciones que enfrentan sanciones económicas, ya que pueden ser desconectadas de la red. Al prescindir de esta plataforma, los países logran mayor autonomía financiera y protegen sus intereses comerciales.
El movimiento entre Rusia e Irán abre la puerta a otras naciones que buscan diversificar sus transacciones y evitar restricciones económicas. Países como China, India y Brasil han mostrado interés en reducir su exposición al dólar, apoyando alternativas como el yuan o acuerdos en monedas locales.
Esta decisión también desafía el equilibrio global, generando preguntas sobre el futuro del dólar. Aunque su influencia sigue siendo indiscutible, estos acuerdos podrían debilitar gradualmente su dominio en mercados emergentes.
Por otro lado, las operaciones en monedas nacionales benefician a los países participantes al reducir costos en transacciones y evitar fluctuaciones derivadas del valor del dólar. La transición no será inmediata, pero la tendencia hacia una economía multipolar resulta cada vez más evidente.
