En una conmovedora muestra de solidaridad, Marcelin Arthur Chaix, un millonario de 95 años originario de la pequeña comuna de Tourrettes-sur-Loup, al sureste de Francia, decidió donar toda su fortuna a su ciudad natal. El monto, que supera los 2,5 millones de dólares, tiene un objetivo claro: mejorar la calidad de vida de los adultos mayores mediante la creación de un centro de día que se espera inaugurar antes de 2026.
El acto, que rápidamente se volvió viral, fue aplaudido tanto a nivel local como internacional. Chaix, quien falleció sin descendencia, estableció una condición específica para que su donación de herencia cumpliera con su visión social. La comunidad expresó su profundo agradecimiento, resaltando el impacto que este legado tendrá en la vida de las personas mayores de la región.
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La decisión de Marcelin Chaix sorprendió a los 4.000 habitantes de Tourrettes-sur-Loup, una localidad donde el tiempo parece detenerse entre las montañas y calles empedradas. Chaix estipuló en su testamento que el dinero debía ser destinado exclusivamente a la construcción de un centro de día para los adultos mayores de la comuna.
A diferencia de las residencias geriátricas convencionales, este proyecto tiene como propósito combatir la soledad de las personas mayores, ofreciéndoles un espacio de convivencia. Camille Bouge, alcalde de la ciudad, aseguró que el centro “no tendrá fines lucrativos, sino un propósito social que respete la voluntad del benefactor”.
La construcción del centro ya está en marcha y se espera que concluya en menos de dos años. Además de este proyecto, parte de la herencia se invertirá en la mejora de la Casa de las Asociaciones y en la contratación de tres nuevos empleados para reforzar los servicios sociales del municipio.
La legislación francesa establece la figura de la “reserva hereditaria”, un mecanismo que protege una porción del patrimonio de una persona fallecida para sus herederos directos, como hijos o cónyuges. Sin embargo, Chaix no tenía descendencia, lo que le permitió disponer libremente de su fortuna en favor de su comunidad.
Según la normativa, si el donante hubiera tenido un hijo, la ley habría reservado al menos la mitad de su patrimonio para él. En caso de dos hijos, esta proporción habría ascendido a dos tercios, y con tres o más descendientes, la ley protege hasta tres cuartas partes de la herencia.
La ausencia de familiares directos facilitó que la donación de herencia de Chaix se ejecutara sin restricciones legales. Esta libertad permitió que su última voluntad se convirtiera en una obra solidaria que impactará positivamente en generaciones futuras de Tourrettes-sur-Loup.
