El Real Madrid, uno de los clubes más exitosos y laureados del fútbol mundial, ha escrito muchas páginas gloriosas en la historia de las competiciones internacionales. Sin embargo, también ha vivido momentos amargos, como la última vez que perdió una final de la Copa Intercontinental. Este episodio ocurrió el 28 de noviembre de 2000, cuando los "merengues" enfrentaron a Boca Juniors de Argentina en el Estadio Nacional de Tokio.
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El Real Madrid llegó a esta final como campeón de la Liga de Campeones de la UEFA 1999-2000, tras haber superado al Valencia en una recordada final disputada en París. Por su parte, Boca Juniors era el monarca de la Copa Libertadores, tras derrotar al Palmeiras en una emocionante tanda de penales. El enfrentamiento entre ambos equipos generó una gran expectación, ya que los argentinos buscaban consolidar su prestigio internacional, mientras que los españoles querían reafirmar su condición de gigantes europeos.
El encuentro comenzó de manera fulminante para Boca Juniors, que encontró la ventaja rápidamente. A los 3 minutos de juego, Martín Palermo, el carismático delantero argentino, anotó el primer gol tras aprovechar un pase preciso de Rodolfo Arruabarrena. Solo dos minutos después, Palermo volvió a marcar con un potente remate dentro del área, lo que dejó al Real Madrid completamente sorprendido.
El equipo español, dirigido por Vicente del Bosque, reaccionó a través de Roberto Carlos, quien asistió a Raúl González Blanco para acortar distancias en el minuto 12. Aunque el Real Madrid dominó gran parte del juego desde entonces, la sólida defensa de Boca, liderada por Jorge Bermúdez y Walter Samuel, junto con la actuación destacada del portero Óscar Córdoba, impidió que los europeos lograran el empate.
El marcador final de 2-1 a favor de Boca Juniors marcó el triunfo de los argentinos y significó un duro golpe para el Real Madrid, que no pudo conquistar su tercer título en la historia de la Copa Intercontinental (tras los obtenidos en 1960 y 1998).
Esta derrota dejó varias lecciones para el Real Madrid. Fue un recordatorio de que el fútbol sudamericano aún podía competir de igual a igual con los gigantes europeos en el escenario internacional. Para Boca Juniors, el triunfo reforzó su reputación como un club grande a nivel mundial y consolidó la leyenda de figuras como Palermo y el técnico Carlos Bianchi.
Aunque la Copa Intercontinental dejó de disputarse en 2004, reemplazada por el Mundial de Clubes de la FIFA, esta final permanece como un episodio icónico en la historia de las competiciones intercontinentales. Para el Real Madrid, representó uno de esos momentos en los que la grandeza se vio opacada por la inspiración y el hambre de gloria de su rival.
En retrospectiva, este encuentro demuestra que en el fútbol, incluso los clubes más poderosos no están exentos de vivir derrotas inolvidables, las cuales también forman parte de su historia y legado.
