La nueva dirigencia en Siria intensificó el martes su compromiso con los países que consideran un paria al derrocado presidente Bashar al Asad, y prometió disolver las facciones rebeldes que contribuyeron a sacar del poder al clan que dominó durante 50 años.
Abu Mohamed al Jolani, jefe de la coalición, también reclamó el levantamiento de las sanciones internacionales.
Las nuevas autoridades se enfrentan al desafío de unificar un país desgarrado por 13 años de guerra y de tranquilizar a la comunidad internacional, que empieza a establecer contacto con sus dirigentes.
El líder del grupo sunita radical Hayat Tahrir al Sham (HTS), que encabezó la ofensiva rebelde, se reunió el lunes con representantes británicos.
Francia envió la primera misión diplomática a Damasco en 12 años, encabezada por Jean-François Guillaume, qien dijo que su país se estaba preparando para apoyar a los sirios durante el período de transición.
El grupo HTS, ex brazo sirio de Al Qaida, sostiene que rompió con el yihadismo pero sigue siendo clasificado como "terrorista" por varias capitales occidentales, entre ellas Washington y Londres. Ahora en el poder, intenta moderar su retórica y se ha comprometido a proteger a las minorías religiosas.
La Unión Europea (UE) reabrirá su misión en Siria tras conversaciones "constructivas" con su nuevo liderazgo, dijo la jefa de política exterior del bloque, Kaja Kallas, describiéndolo como un "paso muy importante".
La ONU proyecta que cerca de un millón de refugiados sirios retornen a su país en la primera mitad de 2025.
"Pronosticamos (...) que cerca de un millón de sirios retornarán entre enero y junio", declaró a la prensa en Ginebra, Rema Jamous Imseis, directora de la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) para Oriente Medio y el norte de África.
Siria fue objeto de sanciones internacionales por la represión de las protestas por parte de Al Asad, que provocó una guerra que mató a más de 500.000 personas y obligó a la mitad de la población a huir de sus hogares.
Al Asad dejó atrás un país marcado por décadas de torturas, desapariciones y ejecuciones, además de una mala gestión económica que ha dejado al 70% de la población en la miseria.
Abu Mohamed al Jolani, subrayó la necesidad de poner fin a "todas las sanciones impuestas para que los refugiados puedan regresar a su país", dijo en una reunión con una delegación de diplomáticos británicos.
En declaraciones difundidas en el canal de Telegram por HTS, Jolani, que ahora se hace llamar por su verdadero nombre Ahmed al Sharaa, aseguró que los grupos en combate en Siria "serán disueltos y los combatientes preparados a unirse a los rangos del ministerio de Defensa, y todos estarán bajo la ley".
Con sus aliados Rusia e Irán inmersos en otros conflictos, Bashar al Asad huyó a Moscú cuando la coalición rebelde se hizo con Damasco el 8 de diciembre.
En los antiguos zocos de Damasco, la gran mayoría de las tiendas han vuelto a abrir.
El martes, los comerciantes de estos mercados pintaron la fachada de sus locales de blanco, borrando los colores de la antigua bandera siria con dos estrellas.
"Hemos estado trabajando sin parar durante una semana para pintar todo de blanco, pero no tenemos suficientes trabajadores para hacerlo en todos los locales", dijo Omar Bachur, un artesano de 61 años.
Si bien algunos materiales han aumentado de precios, el valor de la mayoría de los productos de primera necesidad han caído con el levantamiento temporal de los impuestos.
La caída de Bashar Al Asad desencadenó escenas de alborozo y alivio después de casi 14 años de guerra civil ha dejado medio millón de muertos y seis millones de exiliados.
"Siria debe permanecer unida y hace falta que haya un contrato social entre el Estado y el conjunto de las confesiones para garantizar una justicia social", dijo Jolani durante un encuentro con representantes de la comunidad drusa, una rama del islam chiita que representaba un 3% de la población siria antes de la guerra.
Desde el fin de semana, varios países y organizaciones internacionales han celebrado la caída de Al Asad, pero están a la expectativa de cómo las nuevas autoridades tratan a las minorías del país de las que el expresidente se reivindicaba como protector.
Occidente no quiere desaprovechar la oportunidad de restablecer lazos con Damasco ante el riesgo de fragmentación y de resurgencia del grupo yihadista Estado Islámico, que nunca ha sido totalmente erradicado de Siria.
En este sentido, el ejército estadounidense anunció el lunes que había matado a 12 miembros del EI en bombardeos sobre Siria.
En una entrevista con AFP, Riad Assaad, uno de los jefes rebeldes, instó a Moscú a "revisar sus cálculos" y "abandonar la hostilidad" y defendió la idea de una Siria que mantenga "buenas relaciones con todos los países del mundo".
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