Cualquier individuo criado en el mundo occidental del siglo XXI, ya sea creyente o no, está familiarizado con la figura de Jesús de Nazaret y las historias que rodean su nacimiento. La celebración de la Navidad, que se conmemora universalmente el 25 de diciembre, está vinculada en su origen religioso al día del nacimiento de Jesús. Sin embargo, la cuestión de si realmente nació en esa fecha es mucho más compleja de lo que parece a simple vista.
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No se puede determinar con certeza la fecha exacta del nacimiento de Jesús de Nazaret. Los historiadores solo cuentan con los evangelios como fuente para reconstruir su vida. Estos textos, sin embargo, fueron redactados varias décadas después de su muerte por autores que no lo conocieron personalmente y cuya principal intención era promover la fe en Jesús como el mesías.
El relato evangélico, por lo tanto, es indirecto, transmitido por cristianos de primera generación que se centraron más en la muerte y resurrección de Jesús que en su nacimiento, según la interpretación de muchos historiadores. A pesar de esto, los evangelios ofrecen ciertos indicios que permiten ubicar a Jesús en un contexto histórico determinado, en el que su existencia, como figura histórica, es un tema ampliamente aceptado entre los estudiosos.
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Es importante destacar que la Biblia no ofrece una fecha precisa para el nacimiento de Jesús. Los evangelios de Lucas y Mateo son los únicos que intentan contextualizar este evento que lo relacionan con dos hechos históricos específicos: el reinado de Herodes el Grande, que abarcó desde el 40 hasta el 4 a.C., y el censo ordenado por el gobernador romano de Siria, Quirino, en el año 6 d.C.
A pesar de la falta de una fecha exacta, los textos bíblicos sí proporcionan información sobre la edad de Jesús al momento de su muerte, que según las escrituras ocurrió cuando tenía aproximadamente 33 años, durante el mandato de Poncio Pilatos como prefecto de Judea, entre los años 26 y 36 d.C. Este dato sugiere que su nacimiento debió ocurrir entre el 7 a.C. y el 3 d.C.
Si se considera como referencia el hecho de que Jesús nació durante el reinado de Herodes, y se omite el censo de Quirino, se puede inferir que su nacimiento tuvo lugar alrededor del año 6 a.C., una estimación que se ajusta mejor al contexto histórico de la época.
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El emperador Teodosio I el Grande, tras el año 380, proclamó el cristianismo como la religión oficial y exclusiva del Imperio Romano. Este cambio radical en la historia del imperio marcó el inicio de un proceso en el cual la iglesia, que anteriormente había sido objeto de persecución, pasó a convertirse en una institución con poder para perseguir a aquellos que no profesaban su fe. En este contexto, la iglesia cristiana emprendió un proceso de asimilación de las costumbres y festividades paganas.
Una de las adaptaciones más significativas fue la de la celebración del 25 de diciembre. En el Imperio Romano, esta fecha correspondía a la fiesta del "sol invicto", una festividad dedicada al dios sol, en la que se celebraba el triunfo de Zeus sobre las tinieblas y que coincidía con el solsticio de invierno. Esta figura del "sol invicto" fue asociada con Jesucristo. Así, para cristianizar esta festividad pagana, se determinó que el nacimiento de Jesús debía celebrarse el 25 de diciembre.
Además, en el mismo mes de diciembre, los romanos celebraban las Saturnalias, una festividad dedicada al dios Saturno, en la que se intercambiaban regalos, se adornaban los hogares con guirnaldas y se decoraban árboles, costumbres que tienen un claro paralelismo con las actuales celebraciones navideñas. De este modo, no fue sino hasta el siglo IV cuando la celebración del nacimiento de Jesús comenzó a instaurarse de manera formal dentro del calendario cristiano.
