El balneario Arazatí se verá afectado por la construcción de la planta potabilizadora privada
El futuro secretario de Presidencia, Alejandro Sánchez, se pronunció sobre el proyecto Arazatí, indicando que este ha suscitado múltiples críticas. Estas críticas, según Sánchez, han sido comunicadas al gabinete del presidente Luis Lacalle Pou. El nuevo gobierno menciona que su postura es de desaprobación hasta que no se realicen ajustes significativos al proyecto actual.
Durante una reciente declaración, Sánchez subrayó que el proyecto no solo enfrenta objeciones por parte de la academia, sino también por diversos sectores de la sociedad civil, que han expresado inquietudes en varias áreas. A esto se suman cuestionamientos respecto al modelo de negocio que plantea Arazatí.
Sánchez insistió en que el nuevo gobierno analizará Arazatí con una lente crítica, pero dejó claro que las decisiones que se tomen en este periodo son exclusivas del gobierno en funciones. “Nosotros le planteamos con mucha claridad al gobierno, que si no se levantaban las objeciones, todas las que habían, nuestra mirada es crítica sobre el proyecto», afirmó.
Resaltó que hasta el 1 de marzo de 2025 el poder de decisión recae en el actual gobierno. En este sentido, invitó a que las autoridades actuales presenten todas las alternativas disponibles para que el nuevo equipo pueda emitir un juicio informado sobre el proyecto Arazatí.
El futuro secretario reiteró que el proceso de transición entre gobiernos es fundamental para abordar temas como Arazatí. “Estamos esperando que el gobierno presente las distintas alternativas para poder opinar”, señaló. Esta comunicación es clave para entender las modificaciones que se plantean en torno al proyecto.
Sánchez también reconoció que una vez que el gobierno actual implemente cambios, será necesario revisar esas modificaciones. Reiteró que la capacidad del nuevo gobierno para intervenir en el proyecto Arazatí dependerá enteramente de las propuestas que surjan del gobierno saliente.
La postura del futuro secretario de Presidencia está marcada por una nítida línea divisoria entre los gobiernos. El rechazo al estado actual del proyecto se fundamenta en preocupaciones ambientales y procedimentales. Se evidencia que el enfoque del nuevo equipo será más contemplativo, esperando definiciones claras antes de emitir opiniones definitivas.
Sánchez expuso que el contacto o consulta entre los gobiernos no implica un cogobierno. La mirada actual hacia Arazatí está llena de expectativas, pero también de precauciones.
Durante su intervención en el programa «Nada que perder» de M24, en octubre pasado, los académicos Marcel Achkar y Bernardo Zabaleta manifestaron serias preocupaciones respecto al proyecto Arazatí. Enfatizaron que la localización del mismo no es propicia para la potabilización de agua y señalaron el alto riesgo de contaminación del acuífero Raigón.
Según los expertos, el proyecto no solo podría incurrir en inconstitucionalidades, sino que también comprometería las finanzas de OSE durante las próximas dos décadas, al involucrar a una empresa privada en la gestión del suministro de agua, una decisión que contraviene la normativa nacional.
A pesar de que el proyecto busca abordar los problemas hídricos en la región metropolitana, Achkar y Zabaleta criticaron su inadecuada atención al tema de los bromuros en el agua del Río de la Plata. Si se concretara la potabilización sin los tratamientos necesarios, podrían generarse trialometanos, que son sustancias cancerígenas. Los académicos argumentaron que redirigir la inversión hacia la mejora de la infraestructura de distribución de agua, donde se pierde cerca del 50% del suministro, podría ofrecer una solución más eficiente y menos costosa que la propuesta de Arazatí, que enfrentaría costos inflacionarios y problemas adicionales de contaminación.
