La concibió como una escuela y una trinchera de ideas, y lo sigue siendo. Tenía en su concepción lo que Martí dijo para quienes fueran los soldados del oficio de la información y la comunicación, y Fidel lo percibió para el pueblo todo: «El periodista ha de saber, desde la nube hasta el microbio».
Finalizaba 1999, a punto de abordar un nuevo milenio, y la luz larga del Comandante en Jefe Fidel Castro ceñía pasado, presente y futuro, el batallar de un pueblo por la justicia, la historia, la ideología y todas las ciencias, cultura en el sentido más abarcador de la palabra. Es la identidad nacional y la independencia en un solo programa de televisión, que celebró este 16 de diciembre 25 años de existencia y va por más: la Mesa Redonda.
Nació para responder una pregunta que el líder histórico de la Revolución les hiciera a sicólogos, pedagogos, neurocientíficos y también a periodistas, y para alertar a todo un pueblo indignado cuando unos parientes en Miami secuestraron al niño Elián González, náufrago en las corrientes entre Cuba y Estados Unidos: ¿Cuánto tarda en cambiarse la mente de un niño?
Y día tras día, desde entonces respondió aquella y muchas indagaciones más, explicó, enseñó, analizó, debatió… con Fidel siempre presente, sentando cátedra, ocupando él mismo uno de asientos de la Mesa o una de las sillas donde un público diverso y selecto, desde el estudio de la Televisión Cubana representaba a los millones de cubanos que han seguido el curso de Cuba y del mundo, la dimensión universal, desde la pantalla en la casa.
Privilegiada y honrada, estuve entre los primeros panelistas. Creo que puede haber sido en algún momento de los encuentros con Fidel —que eran análisis y clases magistrales—, frecuentes luego de concluido el programa televisivo del día, cuando formulé una pregunta duda sobre el resultado de la batalla que iniciábamos bajo su mando genial, y cuando celebrábamos el primer año de la Mesa Redonda y de la Batalla de Ideas, de la cual el programa formaba parte como uno de sus más importantes instrumentos, me recordó con una palmada cariñosa en la mejilla: Te dije que lo traeríamos. Convicción permanente de Fidel de salir nuestra Cuba victoriosa en cada combate empeñado. En el verano del año 2000 Elián ya había regresado al seno de su padre y abuelos, de su pueblo…
El espacio informativo que nació por un niño, se reservó para mucho más. Ya fuera nuestro Comandante presente o mediante especialistas, fuimos aprendiendo de todo, como aula universitaria enciclopédica, abarcadora de toda la nación e, incluso, seguida por no pocos desde el exterior. Nos formamos, educamos, instruimos, nos cultivamos, adiestramos y perfeccionamos en las más disímiles ramas del saber humano y en la práctica.
Conocimiento y verdades que nos llegaron de manera sencilla, diáfana y exacta para que lo entendieran por igual neófitos y eruditos, porque nuestras conciencias y acciones tienen el mismo valor humano.
Entre los muchos hitos de aquellas pláticas que aportaron una revolución en la forma de informar y comunicar, estuvo otro acontecimiento que removió las mejores fibras de la nación. Cada tarde-noche, durante largos y dolorosos años, estuvimos al tanto de cinco hombres encarcelados el 12 de septiembre de 1998, por defender a la Patria distante, pero presente en ellos, desde las mismas entrañas del obcecado y criminal adversario.
La batalla por nuestros Cinco Héroes, tal y como sucedió cuando Elián, no solo involucró a todo el pueblo, también unió el reclamo internacional y no hubo dudas, el «¡Volverán!» proclamado por Fidel fue haciéndose realidad, dos de ellos cuando cumplieron largas condenas y fue hermosamente humano el abrazo que todos pudieron darse y dar a Fidel y al pueblo el 17 de diciembre de 2014, cuando regresaron Gerardo, Ramón y Antonio.
Hoy celebramos diez años de aquel victorioso retorno a la Patria y los 25 de un programa televisivo y radial que continúa transmitiendo y esclareciendo lo que preocupa a Cuba y al mundo.
La idea que Fidel dio a conocer el 13 de diciembre de 1999 a un pequeño grupo de colaboradores, mantiene plena vigencia. Y no dude usted, al frente siguen el pensamiento y las enseñanzas de nuestro invicto Comandante, dirigiendo un combate permanente por la verdad de un pueblo y la justicia para todos los pueblos del mundo. Se renuevan quienes brindan saberes, «profesores y alumnos», pero la universidad de la Mesa Redonda permanece para darnos las herramientas que casa a casa, persona a persona necesitamos para construir un mundo mejor.