La Policía Nacional ha desmantelado en las últimas semanas tres puntos de venta de drogas en Parla y la Cañada Real Galiana. Uno de ellos, el situado en la localidad del sur de la región, estaba regentado por miembros de la banda latina de los Ñetas . Además de sustancias estupefacientes, se ha logrado intervenir dinero, útiles para la preparación de las dosis, armas blancas y de fuego y diversa munición. Como resultado de estas operaciones, se ha detenido a 14 personas. Las investigaciones comenzaron a finales de octubre tras las quejas de asociaciones vecinales. Tras diversas averiguaciones, el 29 de octubre se llevó a cabo la entrada y registro de la primera de estas viviendas. Los agentes sorprendieron a los moradores tirando la droga por el inodoro. Inmediatamente realizaron las pruebas necesarias para determinar que la sustancia arrojada era cocaína. También intervinieron droga oculta en diferentes botes de cristal -algunos de café soluble-, así como en el interior de los canapés. Encontraron 1.000 gramos de marihuana, dinero fraccionado en billetes de bajo valor y dos pistolas eléctricas. Se detuvo a tres personas como presuntos responsables de un delito contra la salud pública y otro de tenencia ilícita de armas. En el otro narcopiso de Parla, las investigaciones arrancaron en noviembre. Fue el pasado martes cuando lograron entrar y registrar el lugar, donde detuvieron a cinco personas, todos ellos miembros probados de la banda latina de los Ñetas. Los arrestados lideraban este comercio ilegal, al que acudían tanto mayores como menores de edad. Los agentes intervinieron 64 dosis de marihuana, más de 120 cigarros de la misma sustancia, 43 dosis de hachís, dinero y un machete de grandes dimensiones. Por todo ello, pasaron a disposición de la autoridad judicial como presuntos responsables de un delito contra la salud pública. Tan solo 24 horas después, la Policía Nacional consiguió desarticular otro punto de venta, en esta ocasión en la Cañada Real . Se trataba de una casa prefabricada que funcionaba como espacio tanto para la venta como para el consumo de droga «durante el día y la noche, los 365 días del año». En esta narco vivienda realizaban la venta a través de una pequeña ventana reforzada con rejas y contaba con numerosas medidas de seguridad para evitar cualquier acción policial, varias puertas acorazadas y otras falsas tapiadas para poder tener tiempo para deshacerse de todo lo que les relacionase con el tráfico de drogas si llegaba la policía. La organización funcionaba con una estructura piramidal con una clara distribución de tareas. En el exterior de la parcela, se encontraban los aguadores encargados de alertar de la presencia policial; en la puerta de la finca se encontraba el responsable de seguridad, que decidía si permitía la entrada o no de consumidores y compradores. Ya en el interior, era la dueña del negocio la que se ocupaba de la venta facilitando el acceso al fumadero donde los clientes podían consumir. Cuando detectaron la presencia de los agentes, llenaron un bidón con sosa cáustica y arrojaron rápidamente toda la droga y otros efectos para no dejar rastro. Esto llevó a que los efectivos tuvieran que ayudar a un menor de edad por una reacción química. El registro dio como resultado la incautación de drogas -cocaína y heroína-, dinero, dos básculas y armas de fuego con diversa munición. De esta operación resultaron seis personas detenidas -dos menores- por delitos contra la salud pública, pertenencia a organización criminal y tenencia ilícita de armas.
