Cuando somos niños la familia y el entorno más cercano nos hacen creer y crecer en la fe, que se incrusta en nosotros para siempre como inconmensurable regalo de nuestros abuelos, padres, maestros y conocidos. El inicio en la fe se produce prácticamente siempre a través de la piedad popular, recibida gracias a nuestro entorno. Somos consecuencia del legado de fe, cultura y creencias que debemos transmitir a quienes nos sucedan. A Dios se le conoce por los sentidos, pues sólo entonces se comprende que la felicidad del hombre es la visión de Dios. Entendemos a Dios según Sevilla, la ciudad que nos enseñó a amar también a la Santísima Virgen María, quizás desde que siendo niños nos presentaron ante...
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