La ministra de Finanzas de Canadá, Chrystia Freeland, presentó su renuncia en un contexto de tensiones políticas con el primer ministro Justin Trudeau. Su dimisión, que se produce justo antes de la actualización económica de otoño, desató un debate sobre la dirección fiscal del país. Freeland, quien también ocupaba el cargo de viceprimera ministra, criticó abiertamente los planes de Trudeau para aumentar el gasto, calificándolos de "trucos políticos".
Esta situación deja al primer ministro en una posición complicada, especialmente con elecciones a la vista y un panorama electoral desfavorable según los sondeos. La renuncia de Freeland se produce en un momento crítico, ya que se esperaba que su presentación al Parlamento revelara un déficit presupuestario mucho mayor de lo anticipado para el año fiscal. Este hecho podría tener repercusiones significativas en la estrategia política del gobierno liberal en minoría.
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La carta de renuncia de Freeland, publicada en la red social X, destaca las diferencias irreconciliables entre ella y Trudeau sobre el futuro económico de Canadá. "Durante las últimas semanas, usted y yo hemos estado en desacuerdo sobre el mejor camino a seguir para Canadá", expresó Freeland, subrayando la gravedad de la situación.
Los medios canadienses informaron que la ministra y el primer ministro habían tenido desacuerdos sobre propuestas de exenciones fiscales temporales y otras medidas de gasto. Este conflicto interno pone de manifiesto las tensiones en el gabinete y la falta de consenso en un momento en que el país enfrenta desafíos económicos significativos.
Freeland advirtió sobre la amenaza de nuevos aranceles a las importaciones canadienses por parte de la administración entrante del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump. En su carta, enfatizó la necesidad de "mantener nuestra pólvora fiscal seca" para estar preparados ante una posible guerra arancelaria. Esta perspectiva resalta la importancia de una gestión fiscal prudente en tiempos de incertidumbre económica.
La dimisión de Freeland no solo representa una pérdida para Trudeau en términos de apoyo en el gabinete, sino que también plantea preguntas sobre la viabilidad de sus políticas económicas. Con elecciones a la vista y un panorama electoral que sugiere una posible derrota, la situación se torna aún más crítica para el gobierno liberal.
