A la hora de llenar una pared debes tener muy presente el equilibrio del resto de la estancia: evitar recargar o dejar vacíos ciertos espacios
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Atrás ha quedado la moda de que las viviendas parezcan salidas del catálogo de una inmobiliaria. Los colores de la pintura, una decoración de estilo personal y otros detalles únicos pueden darle mucha vida a un hogar.
Conseguir llenar una casa no es fácil, especialmente si tampoco queremos recargarla. Además, siempre está esa pared blanca, en el final del pasillo o en una zona desafortunada del salón, que parece imposible de decorar. Por suerte, existen un montón de trucos para llenar esas zonas vacías. Si no puedes o quieres agujerar tus paredes, varios de estos consejos consisten en llenar de forma visual el espacio o en darle un toque de color, por lo que podrás guardar la taladradora en la mayoría de casos.
Si no quieres abandonar el estilo minimalista todavía, pero buscas algo que te llene una pared, los paneles decorativos pueden ser la solución. Este revestimiento suele tener un acabado en madera.
Unos paneles de palillería (conocidos como paneles alistados) pueden animar una estancia mientras se funden a la perfección con el entorno. Como ventaja adicional, pueden alargar o ensanchar visualmente una estancia. Instalar paneles dispuestos de forma vertical hará que tus techos parezcan más altos. Con unas tablas dispuestas en horizontal, por lo contrario, tu habitación parecerá más espaciosa.
Si buscas que el revestimiento llene más el espacio, en lugar de paneles de palillería puedes elegir otro tipo de patrones. También puedes elegir tonos que contrasten con el resto de la estancia.
Otro para llenar una pared blanca es conseguir que, en efecto, deje de ser blanca. Las paredes que son distintas a las del resto de la habitación (conocidas como paredes de acento) pueden llenar y dar mucha alegría a un espacio. Este truco no deberías aplicarlo a todas tus paredes vacías, ya que por lo general deberán cumplir los siguientes requisitos para que funcione con el espacio:
En el caso de que no puedas pintar tus paredes porque, por ejemplo, vivas de alquiler y el propietario o propietaria no quiera, es posible cambiar el color de una de ellas sin que pierdas la fianza. Cada vez existen más productos adaptados a aquellos que no pueden hacer cambios permanentes en su residencia. Es el caso de algunos tipos de papel de pared, que son fáciles de poner y quitar.
Si quieres llenar una pared vacía y necesitas crear la ilusión de que la habitación es más grande de lo que realmente es, un espejo puede ser tu mejor aliado. Además, son herramientas perfectas para aumentar la luminosidad de la estancia. Si no quieres agujerear tu pared para colocar un espejo, puedes adquirir uno que puedas apoyar en la pared.
Al igual que con las paredes de acento, es buena idea que pongas tus espejos en las paredes más oscuras. Te recomendamos que evites colocarlo frente a puertas o al final de un pasillo, ya que pueden desequilibrar la armonía visual en el espacio.
La forma y tamaño del espejo también dependerá de la pared que quieras llenar. Es buena idea que un espejo no sea excesivamente grande si el espacio que queremos llenar es pequeño, puesto que puede abarrotarlo. También puedes combinar un espejo de menor tamaño con otros objetos decorativos.
Sin duda, un clásico para llenar paredes vacías son los cuadros. Y como añadido, puede ser una oportunidad perfecta para apoyar a tus artistas locales. Si no tienes dinero para comprar una pieza original, muchos artistas ofrecen impresiones de buena calidad de sus obras. Por lo general puedes obtener estas láminas a buen precio y solo tendrías que enmarcarlas tú. En ocasiones, esto puede ser incluso más barato que adquirir un cuadro impreso en una gran superficie.
Aunque sea un método muy socorrido, a veces puede ser un reto distribuir las piezas de forma correcta. Lo importante es visualizar el espacio y probar distintas combinaciones antes de colocarlos en la pared. Por lo general, hay distintos trucos para distribuir tus obras de arte de forma armoniosa: