Los sindicatos policiales y agrupaciones de guardias civiles llevan meses reclamando de forma insistente que se les reconozca como profesión de riesgo. El Ministerio del Interior creó un grupo de trabajo que ya ha redactado un borrador para poder sacar adelante esta petición. Ahora, el sindicato UFP ha remitido un informe al área de Fernando Grande-Marlaska en el que pone sobre la mesa la salud mental como argumento para justificar lo necesario que sería esta medida.
El documento ha sido elaborado por Cristian Juravle, Vocal de la Comisión de Prevención de Riesgos Laborales en el Consejo de la Policía en representación de Unión Federal de la Policía (UFP). Este informe, al que ha tenido acceso LA RAZÓN, consta de 17 páginas y fue remitido al departamento correspondiente del Ministerio del Interior.
La principal novedad del mismo es la inclusión de la salud mental como uno de los factores claves para considerar a los policías nacionales como profesión de riesgo. Todo ello considerando que la labor de estos funcionarios es una de las "más peligrosas debido a la naturaleza impredecible y violenta de muchas de las situaciones a las que se enfrentan diariamente los agentes".
"Los policías no solo están expuestos a peligros físicos directos que ponen en riesgo de forma continua su vida o su integridad física como consecuencia de trabajar en entornos impredecibles, sino también a daños psicológicos, lo que requiere un enfoque integral para mejorar su seguridad y bienestar", señala el texto.
Y es que la "exposición prolongada a estos riesgos psicosociales puede llevar a un deterioro psicológico progresivo, invisible e irreversible". Muchas veces las consecuencias son "subestimadas o ignoradas" y pueden acarrear un "deterioro cognitivo, problemas de memoria y una reducción en la capacidad de toma de decisiones".
Con el paso de los años de servicio, los policías experimentan un "declive progresivo en su bienestar emocional, que puede resultar en incapacidad laboral, aislamiento social, problemas de adicción y, en casos extremos, suicidio". "Los riesgos psicosociales en la policía representan, por tanto, una amenaza silenciosa y acumulativa para la salud mental de los agentes", remarca.
Desde Riesgos Laborales de UFP alertan de que el problema de la salud mental es un "riesgo menos visibles que los físicos" pero sus efectos pueden ser "devastadores a largo plazo". "Impactando no solo la calidad de vida de los policías, sino también su capacidad para cumplir con su deber de manera efectiva", añade.
Además, el detallado documento refiere que los policías mantienen un contacto frecuente con escenas de violencia, muerte, abusos y desastres naturales que les deja en una posición de vulnerabilidad que afecta tanto a su vida profesional como personal. "La acumulación de estos eventos traumáticos, sumada a la presión para mantener la calma y seguir funcionando profesionalmente, puede provocar que los policías desarrollen síntomas invisibles pero severos, como flashbacks, pesadillas, evitación emocional y reactividad exacerbada", asegura.
El Ministerio del Interior creó hace meses un grupo de trabajo para analizar la condición de profesión de riesgo para los agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil. Este equipo ya ha elaborado un borrador sobre el que se está trabajando, según informan a LA RAZÓN fuentes del área. Esta semana la directora General de la Guardia Civil, Mercedes González, mantuvo un encuentro con AEGC donde les trasladó su predisposición a abordar este asunto.