El debate sobre el cambio de hora volvió a tomar relevancia en Estados Unidos luego de que Donald Trump, presidente electo, anunciara su intención de terminar con esta práctica al asumir su mandato en 2025. Según Trump, ajustar los relojes es ‘inconveniente y costoso’ para la economía del país y no ofrece los beneficios prometidos.
El horario de verano, conocido como Daylight Saving Time (DST), consiste en adelantar los relojes una hora el segundo domingo de marzo y retrasarlos el primer domingo de noviembre, volviendo así al horario estándar. La medida, implementada originalmente para aprovechar más horas de luz natural, ha sido cuestionada durante años por diversos sectores que consideran que su utilidad ha quedado obsoleta.
La eliminación del horario de verano no depende únicamente del poder ejecutivo. El Congreso de Estados Unidos debe aprobar cualquier medida relacionada con el cambio de hora. En 2022, el Senado dio luz verde al Sunshine Protection Act, una propuesta del senador Marco Rubio, que buscaba establecer el horario de verano de forma permanente. Sin embargo, la iniciativa quedó paralizada en la Cámara de Representantes, impidiendo su implementación.
Actualmente, Hawái y Arizona son los únicos estados que no aplican el horario de verano. Ambas regiones mantienen un horario constante durante todo el año, lo que ha motivado a otras entidades a considerar alternativas similares. La propuesta de Trump podría acelerar este proceso, llevando el debate a una resolución nacional definitiva.
El posible fin del cambio de hora ha generado opiniones diversas en la sociedad estadounidense. Quienes apoyan la medida argumentan que ajustar los relojes afecta negativamente la salud, provocando problemas de sueño y alteraciones en la rutina diaria. Además, Trump destacó en su red Truth Social que esta práctica representa costos innecesarios para el país y carece de un respaldo sólido.
Por otro lado, sectores a favor del horario de verano señalan que esta medida permite aprovechar más horas de luz natural durante las tardes, lo que beneficia actividades recreativas y reduce la necesidad de iluminación eléctrica. Sin embargo, con los avances tecnológicos y los cambios en los hábitos de consumo, expertos afirman que estos beneficios han perdido relevancia.
De ser aprobada la eliminación del horario de verano, Estados Unidos adoptaría un horario fijo durante todo el año. Esto modificaría la rutina de sectores clave como el transporte, las instituciones educativas y la economía laboral, que actualmente ajustan sus actividades según los cambios de hora. La propuesta ha despertado posturas encontradas. Algunos ciudadanos consideran que mantener un horario constante brindaría mayor estabilidad y comodidad, eliminando las molestias que trae el ajuste de relojes. Otros, en cambio, defienden el horario de verano, asegurando que prolongar la luz en las tardes genera beneficios sociales y económicos.