El alcalde de Nueva York, Eric Adams, ha decidido cerrar 25 refugios para inmigrantes en los próximos dos meses, incluyendo el centro de emergencias Floyd Bennett Field. Esta medida busca ahorrar recursos en un contexto de disminución en la llegada de migrantes.
La decisión, que se enmarca en una estrategia de ahorro de 2.3 mil millones de dólares, responde a una notable reducción en el número de migrantes que llegan a la ciudad. Según las autoridades, el cierre de estos refugios se completará en un periodo de tiempo que culminará el 15 de enero.
El anuncio se produce en un momento crítico, ya que la llegada de migrantes ha alcanzado su nivel más bajo en 17 meses, lo que ha llevado a la ciudad a ajustar su capacidad de alojamiento, que pasó de más de 70.000 a aproximadamente 55.000 migrantes en 200 sitios temporales.
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El cierre de Floyd Bennett Field, que actualmente alberga a unas 2.000 personas, es parte de un plan más amplio que incluye otros refugios distribuidos en los cinco condados de Nueva York. Esta estrategia ha sido defendida por Adams como un ejemplo de gestión eficiente, destacando que “estamos gestionando esta crisis mejor que cualquier otra ciudad en la nación”. Sin embargo, la decisión ha generado reacciones mixtas entre defensores de los derechos de los migrantes.
La decisión de cerrar refugios se produce en un contexto político tenso, con Donald Trump a punto de asumir la presidencia y prometer deportaciones masivas. La ubicación de Floyd Bennett Field, en terrenos federales, ha suscitado preocupaciones sobre posibles redadas federales, aunque el gobierno de Nueva York no ha abordado este tema en su anuncio. Activistas han expresado su inquietud sobre cómo estos cierres podrían afectar la seguridad de las familias migrantes.
Organizaciones como Legal Aid Society y Coalition for the Homeless han celebrado el cierre de Floyd Bennett Field, considerándolo un lugar inadecuado para familias. Sin embargo, también han manifestado su preocupación por las interrupciones que esta medida podría causar en la estabilidad de las familias, especialmente aquellas que enfrentan desalojo. Activistas han instado a que los cierres se realicen con cuidado para proteger a los migrantes de posibles redadas.
A pesar de la disminución en el flujo de migrantes, Nueva York enfrenta el desafío de equilibrar sus recursos mientras protege los derechos de los solicitantes de asilo. Aunque la administración de Adams ha destacado la reducción de costos como un logro, las críticas sobre las condiciones de algunos refugios y los impactos humanitarios de las reubicaciones continúan siendo un tema de debate.
