ESCLAVAS blancas. Algunas llevaban por delante al marido, a los hijos y la casa, y, además, se encaminaban a los tajos, escardilla al hombro, en busca de un jornal que siempre, injustamente, fue inferior al de los hombres y aun de los muchachos. Si en el verano, para la peonada temprana, tomaban casi de noche los caminos polvorientos que llevaban al tabaco, a la descamisa o a la desgrana, en invierno tomaban los fríos caminos que daban a la remolacha, allí donde jamás calentó el sol, por más encima que el sol estuviera. Esposas, madres de treinta o cuarenta años, y muchachas adolescentes, casi niñas de temprano destete escolar, o jóvenes sin más salida que el campo o la aljofifa...
Ver Más