El presidente Javier Milei concluyó su visita oficial a Italia con una intensa agenda de actividades que incluyó una reunión con el titular de Stellantis y Ferrari, John Elkann, y una entrevista con el diario italiano Libero. Finalizadas sus actividades, emprendió el regreso a la Argentina acompañado por su hermana y secretaria General de la Presidencia, Karina Milei.
En su encuentro con Elkann, Milei intercambió ideas con uno de los empresarios más influyentes de Italia. Elkann lidera Stellantis, un conglomerado automotriz que incluye marcas como Fiat, que produce automóviles en Argentina. También preside Ferrari y Exor, holding propietario de la Juventus, el club más laureado de Italia, y de importantes medios como La Stampa y La Repubblica. Aunque no trascendieron detalles de la reunión, una fotografía oficial capturó al presidente junto al empresario.
Posteriormente, Milei fue entrevistado por Libero, un diario conocido por su estilo provocador y fundado en 2000. En este contexto, posó junto a algunos de los periodistas del medio, entre ellos Mario Sechi.
La visita de Milei a Italia se dio a pedido de la primera ministra Giorgia Meloni, con quien mantuvo una nueva reunión bilateral en el Palacio Chigi. El mandatario participó además del festival juvenil Fratelli d'Italia Atreju, celebrado en el Circus Máximus, donde reafirmó su cercanía ideológica con los sectores más conservadores de la política italiana.
Durante la entrega del Premio Internacional Milton Friedman 2024, Milei insistió en su postura crítica hacia el Estado: "Lo dirijo para romperlo, destruirlo y reducirlo".
En otro tramo de su discurso, el presidente se dirigió al público italiano para destacar los lazos históricos entre ambos países: "Los argentinos y los italianos estamos unidos por un linaje común y lazos de sangre profundos que datan de varias generaciones. Por eso, más que estar entre amigos, siento que estoy en familia".
En el marco de su visita, tanto Milei como su hermana Karina recibieron la ciudadanía italiana, un gesto simbólico que fue bien recibido por los sectores de derecha, pero cuestionado por grupos de izquierda que consideraron la medida como innecesaria y políticamente cargada.