Una joven cruza la línea de meta ante la ovación de un público encantado con los 'Juegos Olímpicos Masáis', versión moderna de antiguas tradiciones de este pueblo de Kenia, originario de los altiplanos al pie de la montaña más alta de África.
Mientras que antiguamente los guerreros masáis tenían que matar un león para probar su virilidad, esta competición sustituye la tradicional caza por el deporte, para proteger a unos felinos en extinción. Y, de paso, también dan más visibilidad a las mujeres.
Unos 160 jóvenes deportistas vestidos con coloridos trajes, entre ellos 40 mujeres, se citaron el sábado en la reserva de Kimana, a unos 200 km al sur de la capital keniana Nairobi, cerca del famoso parque nacional de Amboseli.
"Eventos como este están bien porque las chicas demuestran su talento", dice Valentine Naisimoi, aún sin aire tras haber participado en la carrera de 100 metros.
"Tras descubrir su talento, van a trabajar duro para desarrollarlo, para que les ayude en el futuro", añade.
Muchas mujeres de su comunidad están predestinadas a papeles tradicionales, asegura: "Están solo para casarse".
Las carreras ofrecen a esta joven de 19 años, que espera parecerse a la famosa atleta olímpica keniana Mary Moraa, una ocasión de brillar y esperar así mejores oportunidades.
Los participantes en estos juegos compiten en distancias que van de los 100 a los 5.000 metros.
Algunas disciplinas también han sido adaptadas a las costumbres locales: los 'rangus', palos de madera que sirven para protegerse de las hienas, sustituyen los discos en las pruebas de lanzamientos.
Pese a que las mujeres compiten solo en los 100 y los 1.500 metros, ya están en marcha proyectos para que concurran en más pruebas, asegura el coordinador masái Samuel Kaanki. "Necesitamos que las chicas también participen".
Por ejemplo, la ceremonia inaugural, en la que los hombres eran protagonistas, chocaba con los cambios en la comunidad. "Cuando participo en reuniones educativas, numerosas mujeres me piden por qué las chicas no participan en este programa", añade.
Creados en 2012 por dirigentes comunitarios y la organización de protección del medio ambiente Big Life Foundation, estos Juegos fueron ideados para proteger los leones de la región, cuyo número había pasado de los 30.000 en los años 1970 a poco más de 2.000.
Gracias a este evento, según la Big Life Foundation, más de 250 leones viven ahora en Amboseli, al pie de la nevada cima del Kilimandjaro, por los apenas 20 que sobrevivían en la zona a comienzos de los años 2000.
Stephen Masindet, 21 años, asegura que el evento es importante porque permite cambiar las mentalidades.
"Antes se mataba a los leones. Hoy todo el mundo quiere venir acá y esto motiva a otros atletas", dice.
"Cuando ven a otras personas correr, quieren venir a entrenarse y convertirse en campeones".
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