Bashar Al Assad ha caído. Está huido en Rusia, pero la sombra de su régimen se proyecta sobre Marbella. Allí se recuerda a su tío, Rifaat Al Assad, entre murmullos, como si fuese un fantasma que no se menciona en las calles anchas de Benabola, junto a los atraques de Puerto Banús. «Te cuento, pero no me pongas. No quiero problemas» , dice a ABC uno de los propietarios de un negocio de la zona. Hay miedo décadas después de que se marchara. «El sirio» nunca tuvo buenas artes con sus vecinos. Algunos llegaron a los tribunales por coacciones o por amenazas. Ahora se quejan de la degradación del lugar, que se representa en el pequeño alumbrado de Navidad de...
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