El presidente saliente de EE. UU., Joe Biden, ha decidido aumentar los aranceles a productos chinos como células solares, polisilicio y tungsteno. Esta medida busca proteger a las empresas estadounidenses del sector de energía limpia. Con un incremento que oscila entre el 20% y el 25%, la administración Biden pretende fortalecer la industria local frente a la competencia extranjera.
Esta decisión se enmarca dentro de una estrategia más amplia para fomentar la producción nacional y reducir la dependencia de importaciones en sectores clave. El anuncio ha generado reacciones mixtas entre los sectores involucrados. Mientras algunos celebran la protección a la industria local, otros advierten sobre posibles repercusiones en los precios y la disponibilidad de productos en el mercado.
El aumento de aranceles se dirige principalmente a las células solares, un componente esencial en la transición hacia energías renovables. Las empresas estadounidenses que fabrican estos productos podrían beneficiarse de una menor competencia, lo que les permitiría aumentar su cuota de mercado y mejorar sus márgenes de ganancia.
Las reacciones en el sector empresarial han sido diversas. Algunos líderes de la industria han expresado su apoyo a la medida, argumentando que es crucial para el crecimiento de la manufactura nacional. Sin embargo, otros han manifestado su preocupación por el impacto que estos aranceles podrían tener en los costos de producción y, en última instancia, en los consumidores.
La investigación que llevó a la representante comercial a aumentar los aranceles sobre los paneles solares concluyó en mayo con un reporte que ha provocado subidas en los aranceles sobre una gama de productos, incluyendo vehículos eléctricos, jeringuillas, agujas, guantes médicos, mascarillas, semiconductores y productos de acero y aluminio.
Además, los aranceles sobre los vehículos eléctricos fabricados en China se elevaron al 100 % desde el 25 %, y los aranceles sobre las baterías de litio chinas aumentaron al 25 % desde el 7,5 % anterior.