Dicen que no hay peor despedida que la que nunca se planea. Sin embargo, por mucho bombo y platillo que se le haya dado, el adiós de Jesús Navas es un acontecimiento que nadie quiere aceptar. Los hubo creyentes, que apostaban por la continuidad del palaciego hasta final de temporada, pero la realidad se ha impuesto a la fuerza y, hoy sí, Navas juega su último partido en el Ramón Sánchez-Pizjuán . No están siendo días fáciles para el sevillista criado en la carretera de Utrera, el sabor de las últimas veces es amargo y lo único que podría amortiguar el golpe es una victoria. Nervión sueña con repetir la fiesta que vivió tras el último derbi sevillano . Regalarle...
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