Tras la caída de su régimen, el ahora expresidente sirio Bashar al-Asad huyó a Rusia. El nuevo primer ministro de la Transición, Mohamad al-Bashir, estaba hasta ahora al frente del “gobierno de salvación” en Idlib, donde Hayat Tahrir al Sham (HTS), que lideró la rebelión, reinó durante varios años. En esta provincia donde viven cuatro millones de personas y vivía gran parte de los desplazados sirios, la mayoría de los habitantes parece confiar en este grupo para el futuro del país.
Es difícil en Idlib encontrar una conversación que no mencione el éxito HTS. Los nombres de sus representantes, su bandera y la de la revolución siria -con tres estrellas y verde en lugar de rojo- están ahora en todas partes. En las calles, en la parte trasera de los coches, o en los escaparates, como el de Zakaria: “Desde que HTS gobierna en Idlib, todo ha sido mucho mejor. En pocos años, reconstruyeron todo lo que había sido destruido. Han creado una infraestructura mucho mejor que antes. Construyeron un estadio de fútbol, y gracias a ellos, tenemos electricidad y agua corriente las 24 horas del día”, cuenta.
Idlib, gobernada por HTS desde 2019, ha funcionado durante mucho tiempo como un bolsillo: un Estado dentro de otro Estado, con su “gobierno de salvación”, su primer ministro, sus ministerios y sus departamentos locales. Pero también sus bombardeos y sus miles de desplazados.
Mustafá vivió en un campo durante mucho tiempo: “Desde el primer año después de que llegaran al poder, sentí la diferencia, cuánto más seguros estábamos. Fue como un renacimiento para la ciudad, ya fuera para la educación, la economía, el comercio. Lo único que me asustaba aquí eran los bombardeos”.
Muchos también mencionan la presencia de minorías, que no siempre han vivido bien, pero que siempre han sido aceptadas. Al micrófono, solo un estudiante, que prefirió permanecer en el anonimato, se atrevió a hacer algunas críticas: “Arrestaron a personas que se atrevieron a criticarlos. Los hicieron desaparecer y dijeron: ‘Sobre todo, no pregunten por ellos’. Pero prometieron que los liberarían pronto”.
El jueves 12 de diciembre, el gobierno de transición de HTS anunció que congelaba la Constitución y el Parlamento con el fin de establecer un “nuevo Estado de derecho”.
El grupo ha permitido un gran desarrollo de la ciudad mientras era bombardeada con frecuencia por el régimen de Bashar al-Asad, pero también por sus aliados, en particular Rusia. En muchos sentidos, Idlib se ha convertido en una ciudad moderna. Por ejemplo, hay centros para invertir en criptomonedas. La economía se basa principalmente en la agricultura y el comercio con la vecina Turquía. Aquí se utiliza la lira turca y no la moneda siria. El grupo buscaba distanciarse del régimen de Bashar al-Asad.
Pero casi todos los habitantes se niegan a testificar, la mayoría se resisten a hablar. También escuchamos muy pocas voces críticas, cuando sabemos que no todos los habitantes están a favor de HTS o no siempre lo han sido. En los últimos años, incluso ha habido críticas a las restricciones, la libertad de expresión, las detenciones arbitrarias.
Hace un año, hubo manifestaciones en Idlib para exigir la salida de Abu Mohamed al Jolani, el líder del grupo. Hoy en día, ya nadie habla de ello, todo el mundo parece querer restaurar su imagen, convencido por la ofensiva relámpago que se acaba de llevar a cabo. Los habitantes parecen estar llenos de esperanza de que Siria finalmente vivirá sus días democráticos.