Tras la fulminante caída del régimen de Bachar al Asad en Siria, Israel no tardó en lanzar cientos de ataques contra activos militares sirios y tomar posiciones, incluida la cima del Monte Hermón del lado sirio, conocido en árabe como Jabal al Shaij (la montaña del jefe). Desde la cima del monte se puede ver hasta Damasco.
"La marina operó anoche para destruir la flota siria con gran éxito", dijo el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, el domingo pasado.
Y es que, desde el sábado de la semana pasada, el Ejército israelí afirmó que la fuerza aérea y la marina habían llevado a cabo más de 350 ataques en territorio sirio eliminando el 80 por ciento de sus activos militares estratégicos, desde la capital hasta la ciudad costera de Latakia.
Se veían imágenes del destrozo; aviones de combate, radares y sitios de defensa aérea, barcos de guerra, y también, según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) arsenales de armas.
Así, tropas israelíes han tomado posiciones con fuerzas terrestres al este desde los Altos del Golán, en la que era una zona de amortiguación desmilitarizada en Siria, y también un poco más allá.
Las autoridades israelíes subrayan la creación de un perímetro de seguridad después de que el ejército sirio abandonara sin resistencia sus puestos en la frontera solo es para defender sus intereses de seguridad nacional tras la caída del régimen de Asad y que el objetivo es impedir que las armas que poseía su ejército caigan en manos hostiles, ya sean las facciones extremistas sirias o la organización chiita libanesa pro siria Hizbulá, aliada de Asad. Tanto Irán como su proxy Hizbulá ayudaron a Asad a mantenerse en el poder durante la larga guerra civil que comenzó en el país en 2011, cuando opositores al régimen manifestaron su deseo de cambio.
Israel y Siria se consideran naciones enemigas, han librado tres guerras, la última en 1973, tras la cual se firmó el armisticio que declaró la zona fronteriza desmilitarizada que ha cumplido su función durante 50 años y que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró obsoleta unilateralmente hace pocos días.
Y al poner fin a un acuerdo que se firmó al final de la Guerra de Yom Kipur y que se había respetado escrupulosamente durante medio siglo, algo que dio a Israel tranquilidad en la frontera siria, muchos se preguntan cómo es que Israel no está limitada por esa frontera y puede decidir modificarla según sus necesidades de seguridad.
Las fuerzas de paz de la ONU, que están en la zona de amortiguación desde 1974 y hasta han luchado junto a las FDI en los últimos días contra atacantes sirios, han subrayado que, al trasladar sus fuerzas terrestres allí, Israel está violando el acuerdo de alto el fuego que estableció su mandato.
"Estamos en contra de este tipo de ataques. Creo que este es un punto de inflexión para Siria. No debería ser utilizado por sus vecinos para invadir el territorio de Siria", dijo el portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric.
Las autoridades israelíes insisten en que sus movimientos son temporales y limitados a la autodefensa. Además de tratar de no dejar infraestructura militar a quien tome el poder en Siria, es un importante interés israelí cortar el canal de transmisión de armas desde Irán al Líbano pasando por Siria, algo que Israel ha hecho a lo largo de los últimos años en numerosas ocasiones al bombardear cargamentos de armas y almacenes sin la oposición de Asad. Enemigos conocidos que manejaban ciertos entendimientos beneficiosos para ambos.
Qatar, Arabia Saudita, Kuwait, Jordania, Irak y la Liga Árabe han emitido declaraciones oficiales en contra. Francia, Alemania y España también han criticado las acciones israelíes, señalando que se pone así en peligro una transición pacífica en Siria.
Durante la mayor parte de sus años en el poder, Netanyahu ha sido considerado un político reacio al riesgo y alguien que evitaba las guerras y abrazaba el estatus quo. Sin embargo, hay observadores que indican que esta guerra lo ha cambiado. Que, tras el fracaso del 7 de octubre, por el que nunca ha asumido la responsabilidad, ha comprobado que sus acciones maximalistas -en Gaza, en el Líbano, bombardeos a Yemen, Irán- le producen beneficios importantes frente a sus votantes y su coalición de gobierno.
Y, ahora, también frente al mundo, ya que Netanyahu se atribuye la caída de Asad porque, según dijo, las acciones israelíes en Gaza y contra Hizbulá pusieron en marcha la revolución en Siria.
En general, la derecha israelí apoya la idea de que el castigo apropiado para los enemigos de Israel es la pérdida de territorio y no es ningún secreto que una porción de la población, más representada en el gobierno que en la ciudadanía, espera y desea acrecentar el territorio israelí. Sin duda en Gaza y Cisjordania. Y ahora, quién sabe si en Siria también…