Pedro Sánchez llegó a la Conferencia de Presidentes que se celebró ayer en Santander con un anuncio debajo del brazo para tratar de marcar la agenda. Anticipando un frente común contra la financiación singular para Cataluña –que PSC y ERC pactaron con el objetivo de hacer presidente a Salvador Illa– el presidente del Gobierno avanzó la convocatoria inmediata, este próximo mes de enero, de un Consejo de Política Fiscal y Financiera para impulsar la asunción por el Estado de parte del endeudamiento de las CC AA del régimen común. Una lluvia de millones que persigue un triple objetivo. Por un lado, tratar de desactivar la guerra contra el «cupo catalán» que se anticipaba en el cónclave por parte de todo el poder territorial del PP, con la connivencia de algún presidente socialista, como Emiliano García-Page, Por otro, tratar de abrir fisuras en la estrategia de unidad de acción que se ha desplegado desde Génova, negando cualquier negociación con el Gobierno que permita blanquear sus cesiones ante el independentismo. Y por último, orillar el verdadero debate, el de la reforma del sistema de financiación autonómico.
La práctica unanimidad del poder territorial, los presidentes del PP y también el socialista Emiliano García-Page, coinciden en que el anuncio de una futura condonación de la deuda, sin especificar cómo se concretará, es un señuelo para tratar de desviar la atención de lo verdaderamente importante, que es la renovación del modelo de financiación, y una maniobra para tratar de exhibir las costuras de las diferencias internas a cuenta de la quita que existen en el PP. Esta oferta se produce, además, en plenas negociaciones con Carles Puigdemont para la senda de estabilidad y los Presupuestos Generales del Estado. El Gobierno siempre ha vinculado la negociación de la quita de deuda al apoyo de ERC y Junts a las cuentas públicas y ahora quiere hacer extensible esta cuestión al resto de autonomías para garantizarse también su apoyo. El Ministerio de Hacienda ya tiene cuantificada la cantidad que correspondería a cada una de ellas para hacer extensible el «perdón» fiscal de 15.000 millones de Cataluña al resto de territorios. El anuncio ha generado dudas entre algunas regiones infrafinanciadas que llevan años pidiendo esa quita y la creación de un fondo transitorio y que cuestionan que vaya a ser lineal o que sea de aplicación efectiva para todas.
La quita genera discrepancias dentro del PP y ello quedó evidenciado ayer. Hasta ahora, Génova nunca ha querido abrir el melón de la condonación de la deuda como debate nacional a explorar, precisamente por las tensiones que se producen entre las comunidades cuando se trata esta cuestión. Lo cierto es que el anuncio de Sánchez no gustó en las regiones que menos sufren el problema del endeudamiento como la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Andalucía o Aragón, entre otras. La mayoría reclamó leer la «letra pequeña» antes de firmar nada, de cara a la próxima reunión. Desde Andalucía, el presidente Juanma Moreno avisó de que la condonación de la deuda es un «parche», mientras que el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras, –una de las regiones más endeudadas– alertó de que se trataba de un «chantaje» y era un «regalo envenenado». En el PP saben que la condonación de la deuda es una «trampa» al ser una atractiva ayuda, pero hace meses que ya pactaron «no caer en la tentación», según reconocen desde Génova. Así, la presidenta de la Comunidad de Madrid trató de desactivar el «regalo envenenado» de Sánchez al proponer que la quita se aplicase tan solo a la Comunidad Valencia ante los efectos devastadores de la DANA. Definió el anuncio de Sánchez como «injusto» y una «locura».
A estos se sumó el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, que demandó con urgencia un «gran acuerdo entre el PSOE y el PP» para alumbrar un nuevo sistema de financiación autonómica. Un «buen modelo» que debe partir del poder territorial para tener un respaldo suficiente en el Congreso de los Diputados sin necesidad de depender del apoyo de los socios independentistas del Gobierno. «Si no –advirtió– solo será el modelo que quiera Puigdemont y ERC», dijo. «La quita de deuda es la zanahoria que nos han traído hoy aquí», señalan desde su entorno, para colocar un anuncio y desviar la atención de un nuevo modelo de financiación. También en esta clave, el Gobierno propuso a las autonomías «que reprogramen una parte de los fondos europeos de cohesión para dar a los territorios afectados por la DANA una línea adicional de ayuda». Una opción que ya contempla la normativa europea. En cuanto a la gran asignatura pendiente, el Ejecutivo apuesta por «acordar entre todos un nuevo modelo de financiación autonómica que concilie la multilateralidad y la bilateralidad, blinde la solidaridad entre territorios, y garantice que todas las CC AA reciban más recursos de los que reciben hoy».