La relación entre el príncipe Andrés y un empresario chino, ahora acusado de espionaje, ha desatado una serie de reacciones políticas y diplomáticas en Reino Unido. El hombre, quien ha sido expulsado del país por su vinculación con el Partido Comunista Chino (PCCh), es investigado por presuntas actividades que representarían una amenaza a la seguridad nacional. El tribunal británico determinó que sus conexiones podrían haber sido utilizadas para influir en la política del gobierno británico, lo que levanta serias sospechas sobre la creciente influencia china en Europa.
El empresario, identificado solo como “H6”, mantenía vínculos cercanos con el príncipe Andrés, hermano del rey Carlos III, y fue invitado a su fiesta de cumpleaños en 2020. Las autoridades del Reino Unido creen que este hombre actuaba en representación del Departamento del Frente Unido, una facción del Partido Comunista Chino, conocido por sus esfuerzos en influir en entidades extranjeras.
El príncipe Andrés ha sido uno de los miembros más polémicos de la familia real británica en los últimos años, en especial debido a sus vínculos con Jeffrey Epstein. Sin embargo, ahora se ve envuelto en otro escándalo, esta vez relacionado con un presunto espía chino. La conexión con “H6”, un empresario de 50 años, comenzó hace más de una década, cuando este individuo se trasladó al Reino Unido como estudiante. Aunque el príncipe Andrés negó cualquier implicación en actividades sensibles, la evidencia de los documentos encontrados en los dispositivos del empresario sugiere que el duque de York pudo haber estado involucrado en negociaciones con inversores chinos a través de su contacto cercano.
El hombre, cuya identidad no ha sido revelada, había estado en contacto con altos funcionarios chinos y pudo haber sido utilizado como un vehículo para el espionaje. Los documentos revelados, incluida una carta que le otorgaba permiso para actuar en nombre del príncipe, apuntan a que la relación podría haber tenido implicaciones más profundas de las inicialmente percibidas.
Un portavoz de la embajada china en Londres calificó la acusación como un intento del Reino Unido de difamar al país asiático y crear una narrativa sobre la “amenaza china”. En un comunicado oficial, China rechazó rotundamente las acusaciones y acusó a las autoridades británicas de fabricar historias de espionaje para socavar los intercambios normales entre ambos países. Según el portavoz, el Frente Unido de China es un organismo que promueve la cooperación pacífica sin interferir en los asuntos internos de otros países.
