Cuando manipulamos monedas, raramente pensamos en su valor más allá de lo que indican en su cara visible. Sin embargo, algunas piezas tienen un valor mucho más alto en el mercado de coleccionistas, y no es raro que, sin saberlo, podamos estar sosteniendo pequeños tesoros. Un claro ejemplo de esto es una
moneda de un euro, que actualmente puede alcanzar un
valor de hasta 700 euros. ¿La razón? Un detalle específico que hace que esta moneda sea extremadamente rara y codiciada por los coleccionistas.
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