Un 44% de la población en España experimenta soledad no deseada de forma indirecta, mientras que un 9% la vive de manera directa, afirmando sentirse sola más de la mitad del tiempo cada día. Estos datos surgen del estudio Percepción y Vivencia de la Soledad no Deseada, realizado para Cruz Roja por la Fundación Iseak. La investigación, llevada a cabo mediante una encuesta telefónica a 5.825 personas de todo el país y 668 participantes del proyecto CRECE, pone de manifiesto la magnitud de este problema social.
El estudio revela que, aunque algunas personas experimentan la soledad de manera indirecta, un porcentaje significativo también reporta estar altamente satisfecho con sus vidas, sugiriendo que su soledad es temporal o leve. Además, se observa que la prevalencia de la soledad no deseada varía significativamente según la edad: el 50% de los jóvenes entre 18 y 29 años la sufren, cifra que disminuye en las franjas de edad mayores, siendo del 37% entre los 70 y 79 años.
Los factores de riesgo que agravan la sensación de soledad incluyen un bajo nivel educativo, la falta de acceso al transporte y la migración. Además, vivir en pareja o tener familia reduce las probabilidades de sentirse solo, en contraste con quienes viven solitarios o comparten vivienda. Eventos vitales como la pérdida de empleo, mudarse, sufrir un duelo o separación, o ser cuidador, también son desencadenantes de la soledad.
Por otro lado, la discapacidad aumenta el riesgo de soledad no deseada, pero este efecto se observa principalmente en mujeres. En personas con enfermedades crónicas, el riesgo de soledad es más alto en los hombres, aunque afecta a todos los grupos.
Para facilitar la identificación de este riesgo, se ha desarrollado una herramienta virtual llamada "el termómetro de la soledad", que permite identificar los factores y eventos que contribuyen a la soledad, con el fin de prevenir el aislamiento social.
En la segunda parte del estudio, centrada en grupos en situación de vulnerabilidad, como personas mayores, mujeres víctimas de violencia de género, jóvenes en dificultad social, personas sin hogar o con problemas de salud mental, se detectaron niveles preocupantes de soledad. En estos grupos, el 45% de las personas entrevistadas dijo sentir soledad la mayor parte del tiempo, cifra que se incrementó hasta un 86% cuando se hicieron preguntas indirectas. Las personas en situación de sinhogarismo fueron las que más reconocieron este sentimiento.
El estudio también muestra que, a pesar de la prevalencia de la soledad en estos grupos, un 66% de los participantes han logrado ampliar sus relaciones de confianza desde su participación en el proyecto CRECE. Este proyecto busca mejorar la autonomía e integración social de las personas en situación de vulnerabilidad, contribuyendo a prevenir la institucionalización y fomentando una mayor cohesión social.