El Gobierno no ha decidido aún si invitar a Juan Carlos I a los actos que organizará en 2025 para recordar la muerte del dictador Francisco Franco y la llegada de la democracia. Moncloa es, en principio, reticente a incluir al emérito: considera que empañaría la ceremonia y todo el foco mediático se centraría en él.
Además, sí estará presente el rey Felipe VI, como Jefe del Estado, y juntar a padre e hijo en un evento de semejante repercusión terminaría afectando también a la imagen de la propia monarquía, según razonan las fuentes gubernamentales.
El Ejecutivo no tiene prisa por tomar una decisión, y menos aún por anunciarla. Al revés; piensa que cuanta más discreción, mejor.
Varios ministros admiten a Confidencial Digital que no conocen cuál es la posición del Gobierno al respecto, y que es un tema que están llevando exclusivamente el presidente, Pedro Sánchez, y su gabinete, con el ministro de Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres.
El debate pivota sobre dos cuestiones. El Gobierno ha trazado una línea roja entre la actual jefatura del Estado y la etapa de Felipe VI, pero, a la vez, admite que resultaría extraño no invitar a una de las grandes personalidades sobre las que se erigió la Transición, el anterior monarca.
La decisión divide también el arco parlamentario: PP, Vox y UPN exigirán que acuda el emérito, mientras que todos los socios parlamentarios y de Gobierno del Partido Socialista rechazan cualquier vínculo con Juan Carlos I. En el caso de Sumar, pesan especialmente los escándalos que sacudieron al monarca en el final de su reinado, con las dos regularizaciones fiscales realizadas a la Hacienda Pública.
La vicepresidenta segunda, y líder de Movimiento Sumar, Yolanda Díaz, calificó de “incomprensible” que se archivara la investigación sobre los presuntos fraudes fiscales del emérito, y por eso continúa exigiendo una “rendición de cuentas”.
Sin embargo, las pesquisas judiciales sucedieron 40 años después de los años que se conmemorarán, es decir, el 50 aniversario de la muerte del dictador. El Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática evita por el momento pronunciarse: afirma que Felipe VI será una parte fundamental del acto, pero rechaza aclarar si el emérito acudirá.
No obstante, la sensación generalizada entre los miembros del Gobierno es que todo apunta a que el Ejecutivo optará por no invitar a Juan Carlos I a estos actos.
A pesar del destacado papel que tuvo el padre del actual rey tras la muerte del dictador, en el Gobierno pesa principalmente una clave: la atención mediática que acapararía un acto del emérito con toda la plana mayor del Gobierno, del Congreso y junto a la Casa Real.
En Moncloa no quieren que esa foto pueda parecer un lavado de cara los escándalos que rodearon la etapa final de su reinado.
El Ejecutivo se ha esforzado en separar la etapa de Juan Carlos I de Felipe VI, y teme que un acto así tire por tierra la imagen renovada que proyecta la monarquía.
El Gobierno, además, ha decidido reducir el foco: los actos celebran la muerte de Franco como símbolo del final de la dictadura, pero no buscan hacer especial hincapié en la Transición.
La intención de Moncloa es que la ceremonia homenajee la libertad y el periodo democrático de España, pero abstenerse de hacer lo propio con las personas concretas que protagonizaron en primera fila el cambio de la dictadura a la libertad.
Un enfoque que permitiría disimular la ausencia de Juan Carlos I, quien sí estuvo en el acto con motivo del 40 aniversario de la Constitución, en septiembre de 2018.
