Canadá está estudiando el uso aranceles a las exportaciones de las principales materias primas que envía a Estados Unidos, entre los que se incluyen el uranio, el petróleo y la potasa, si el presidente entrante Donald Trump cumple su amenaza de imponer amplios aranceles.
Los gravámenes a las exportaciones serían el último recurso para Canadá, según funcionarios familiarizados con las discusiones dentro del gobierno del primer ministro Justin Trudeau. Es probable que lo primero que se imponga sean aranceles de represalia contra productos fabricados en Estados Unidos y controles de exportación sobre ciertos bienes canadienses, indicaron las fuentes.
Pero los impuestos a las exportaciones de productos básicos, que aumentarían los costos para los consumidores, agricultores y empresas estadounidenses, son una opción real si Trump decide iniciar una guerra comercial a gran escala, dijeron los funcionarios, que hablaron bajo condición de anonimato.
El gobierno de Trudeau también podría proponer otorgarse poderes ampliados sobre los controles de exportación como parte de una actualización programada sobre la situación fiscal y económica del país que se publicará el lunes, señalaron las fuentes.
Canadá es, por lejos, el mayor proveedor externo de petróleo de Estados Unidos; algunas refinerías dependen de la compra de crudo pesado canadiense, que es más barato, y tienen pocas alternativas. El medio oeste de Estados Unidos se vería especialmente afectado por el aumento de los costos. Los productores de combustible de la región se abastecen en Canadá de casi la mitad del crudo que convierten en gasolina y diésel.
El uranio canadiense también es la mayor fuente extranjera de combustible para las centrales nucleares estadounidenses, y la potasa de las provincias occidentales del país es una enorme fuente de fertilizantes para las granjas estadounidenses. Mientras tanto, el Departamento de Defensa de Estados Unidos ha estado invirtiendo en proyectos canadienses para asegurar fuentes de cobalto y grafito y reducir la dependencia de las cadenas de suministro chinas.
Por estas razones, algunos observadores han dicho que esperan que Trump exima a las materias primas de su amenaza de imponer aranceles del 25 por ciento a los productos procedentes de México y Canadá, y se concentre en cambio en el uso de aranceles contra sus industrias manufactureras. En el caso de Canadá, eso incluye los sectores de fabricación de automóviles, aeroespacial y aluminio, que están concentrados en Ontario y Quebec, donde vive alrededor del 60 por ciento de los canadienses.
Al gobierno de Trudeau no le quedaría otra opción que responder si Trump simplemente eximiera a la energía mientras grava a todos los demás productos canadienses, indicaron los funcionarios, y agregaron que ese es un escenario que podría provocar el uso de impuestos a las exportaciones por parte de Canadá.
Pero para el primer ministro, seguir ese camino provocaría graves divisiones políticas en Canadá. La producción de petróleo, uranio y potasa se concentra en las provincias occidentales de Alberta y Saskatchewan. Esas provincias son la base más fuerte de votantes para el líder conservador Pierre Poilievre, y sus gobiernos provinciales son opositores acérrimos de derecha de Trudeau.
“Es una idea terrible”, afirmó la primera ministra de Alberta, Danielle Smith, al ser consultada sobre el posible uso de impuestos a la exportación.
“No apoyo los aranceles a los productos canadienses ni a los productos estadounidenses porque lo único que hacen es encarecer la vida”, declaró Smith. “En cambio, estamos adoptando un enfoque diplomático y nos estamos reuniendo con nuestros aliados en Estados Unidos”
El primer ministro de Saskatchewan, Scott Moe, dijo que los impuestos a las exportaciones “son el enfoque equivocado y Saskatchewan se opondrá vehementemente a que el gobierno federal imponga impuestos a las exportaciones de nuestra potasa, uranio o petróleo”.
En una declaración enviada por correo electrónico a través de un portavoz, Moe indicó que Justin Trudeau no ha mencionado los impuestos a las exportaciones durante sus llamadas telefónicas con los primeros ministros, por lo que “si están bajo consideración, sería una completa traición por parte del gobierno de Trudeau al enfoque de equipo que han estado defendiendo y una completa traición a los canadienses”.
Aunque el petróleo ha recibido la mayor atención, el uranio también es una fuente crítica de energía importada para Estados Unidos. Debido a su doble uso civil y militar, el gobierno canadiense ya puede aplicar controles de exportación en virtud de las autoridades existentes.
Canadá suministra a Estados Unidos alrededor de una cuarta parte del uranio que necesita para sus reactores nucleares; la mayor parte del material proviene de las minas de grado ultra alto de Saskatchewan. El segundo productor mundial de uranio, Cameco Corp, vende su uranio y servicios de combustible directamente a las empresas de energía nuclear, sobre todo en el continente americano. Los reactores nucleares estadounidenses dependen en gran medida de las importaciones de uranio, ya que la producción nacional de este material es prácticamente inexistente.
Trudeau ha dicho públicamente que la economía canadiense se vería devastada si Trump impone aranceles del 25 por ciento a todas las importaciones estadounidenses provenientes de Canadá. Un impuesto a las exportaciones de productos básicos también es una propuesta arriesgada para la economía canadiense, ya que solo los productos energéticos representan aproximadamente el 30 por ciento de sus exportaciones a Estados Unidos.