El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha manifestado públicamente su oposición al uso de misiles de largo alcance suministrados por su país a Ucrania para atacar territorio ruso. En una entrevista reciente con la revista Time, Trump calificó esta política como una "locura" y aseguró que contribuye a agravar un conflicto que ya amenaza la estabilidad internacional.
Esta postura contrasta con las decisiones de la administración de Joe Biden, que en meses anteriores autorizó el envío de misiles ATACMS y Storm Shadow para reforzar las capacidades de Ucrania frente a la invasión rusa.
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Las declaraciones de Trump han generado reacciones tanto en el ámbito nacional como internacional. En Rusia, el Kremlin ha señalado que el uso de estos misiles representa una escalada significativa, mientras que en Ucrania, las autoridades argumentan que las armas son necesarias para contrarrestar las agresiones rusas.
Con su próximo mandato a la vista, la postura de Trump podría marcar un cambio radical en la política exterior de Estados Unidos respecto al conflicto en Europa del Este.
El magnate concedió una entrevista a la revista Time y declaró su posición con respecto a la posición de Estados Unidos en la guerra de Ucrania y Rusia.
"Es una locura lo que está ocurriendo. Es una locura. No estoy de acuerdo en absoluto con el envío de misiles a cientos de kilómetros de Rusia. ¿Por qué lo hacemos? Solo estamos intensificando esta guerra y empeorándola. No se debería haber permitido que se hiciera", declaró Trump tras ser nombrado Persona del Año por la revista Time.
El Kremlin también ha condenado el uso de misiles estadounidenses, calificándolo como un acto de provocación. Según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, "Estados Unidos está echando leña al fuego en lugar de buscar soluciones diplomáticas". Estas declaraciones reflejan las crecientes tensiones entre Washington y Moscú, así como las dificultades para encontrar un camino hacia la paz.
La oposición de Trump al uso de misiles estadounidenses por parte de Ucrania indica que su administración podría implementar un enfoque diferente al conflicto una vez que asuma la presidencia en enero.
Según analistas internacionales, Trump podría reducir el apoyo militar a Ucrania y presionar por negociaciones directas entre Kiev y Moscú. Este enfoque, aunque controversial, busca evitar una escalada que podría involucrar a más naciones en un conflicto de proporciones globales.
Trump ya ha insinuado que planea priorizar los intereses de Estados Unidos y evitar el uso excesivo de recursos en conflictos internacionales. Durante su campaña, afirmó que "Estados Unidos debe concentrarse en sus problemas internos" y que "la paz no se logra enviando armas, sino negociando acuerdos". Estas declaraciones han generado preocupación entre los aliados europeos, quienes dependen del apoyo estadounidense para mantener una posición unificada frente a Rusia.
Por otro lado, la postura de Trump podría encontrar resistencia en el Congreso, donde muchos legisladores, tanto demócratas como republicanos, consideran que el apoyo a Ucrania es clave para contrarrestar la influencia rusa y proteger la democracia en la región. Este choque de visiones podría complicar la implementación de cualquier cambio radical en la política exterior estadounidense.