En el complejo panorama de la diplomacia internacional, Estados Unidos, una de las potencias más influyentes del mundo, no siempre ha logrado mantener relaciones formales con todos los países. Aunque ha buscado alianzas globales, hay tres naciones donde no solo carece de embajadas, sino que la bandera estadounidense está completamente ausente, simbolizando tensiones históricas o contextos únicos.
Estos países representan casos emblemáticos. Cada uno tiene una razón distinta para no establecer relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Desde las decisiones estratégicas hasta conflictos ideológicos que han derivado en enemistades de décadas, estos países ofrecen una perspectiva interesante sobre la diversidad de las relaciones internacionales.
Bután, una nación peculiarmente conocida como "La Tierra del Dragón del Trueno", situado entre India y China, es un caso curioso en el mundo diplomático. Este pequeño reino en el Himalaya es el único país que jamás ha establecido relaciones oficiales con Estados Unidos, aunque tampoco ha protagonizado conflictos con la potencia norteamericana. Miembro de las Naciones Unidas desde 1971, Bután maneja sus relaciones con Washington de manera indirecta a través de la embajada estadounidense en Nueva Delhi y la misión ante la ONU en Nueva York.
La capital de Bután, Thimphu, refleja el aislamiento del país. Solo dos países, India y Bangladesh, tienen embajadas en este territorio, lo que refuerza su política de limitar la influencia externa. Para Estados Unidos, este silencio diplomático no representa hostilidad, sino un recordatorio del enfoque butanés de preservar su cultura y soberanía. La bandera estadounidense nunca ha ondeado en Thimphu, no por animosidad, sino por la ausencia de relaciones formales.
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El caso de Irán es mucho más polémico. Desde la Revolución Islámica de 1979, cuando el Ayatolá Jomeini llegó al poder y calificó a Estados Unidos como "el gran Satán", las relaciones entre ambos países han estado marcadas por la hostilidad. La bandera estadounidense, lejos de ser un símbolo diplomático, se ha convertido en un emblema de protesta, pisoteada y quemada en numerosas manifestaciones en las calles iraníes.
A lo largo de los años, diferentes administraciones estadounidenses han intentado modificar este tenso panorama, pero las acusaciones de Washington sobre el programa nuclear iraní, sumadas al apoyo de Teherán a movimientos contrarios a Israel, han mantenido la distancia. Mientras tanto, las relaciones consulares se gestionan a través de Suiza, en un reflejo del complejo entramado diplomático entre ambas naciones.
Corea del Norte, gobernada por una de las dictaduras más herméticas del mundo, también figura entre los países sin relaciones diplomáticas con Estados Unidos. Aunque existió un breve periodo de cooperación con la dinastía Joseon en 1882, la división de la península coreana tras la Segunda Guerra Mundial marcó el fin de cualquier vínculo.
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En la actualidad, Suecia actúa como mediador consular entre los dos países, ofreciendo asistencia limitada a ciudadanos estadounidenses en Corea del Norte. Desde el establecimiento de las dos Coreas en 1948, la relación entre Pyongyang y Washington ha estado plagada de tensiones, especialmente durante la Guerra de Corea de 1950 y los recurrentes ensayos nucleares del régimen norcoreano.