Indignado por el trato recibido y por no haber logrado su objetivo en la oficina de la agricultura del municipio guantanamero de Manuel Tames, escribe Alejandro Peña Ramírez, vecino de 11 Norte, entre Pedro Pérez y Calixto García, en la provincia del extremo oriental cubano.
Relata que el pasado 29 de octubre fue a dicha oficina a pedir un autorizo al Delegado de la Agricultura para la compra de una res (una vaca) y, de esa forma, podérsela llevar hasta su finca en el municipio contiguo de San Antonio del Sur, donde, según explica, tiene todas las condiciones para atender el ganado.
Sin embargo, resulta que cuando Alejandro llegó a la Agricultura municipal de Manuel Tames, en un día de atención a la población, empezó a enredarse el trámite y el tratamiento de los funcionarios del lugar hacia su caso.
Explica en su carta, que luego de varios «peloteos» y de estar el Delegado de la Agricultura del municipio reunido en plena jornada de atención al público, le respondió «la Subdelegada, casi sin ética, por mediación de la secretaria, que su autorizo no procedía», cuenta.
«La funcionaria me contestó, sin más, que el autorizo solo se hacía para casos excepcionales», precisa. Sin embargo, Alejandro tampoco recibió una explicación convincente del porqué era imposible realizar y tramitar el autorizo, y de cuáles eran esos «casos excepcionales».
En momentos en que el país busca incentivar la producción agropecuaria, este guantanamero se cuestiona cómo puede avanzar y desarrollarse la ganadería del país con semejantes trabas y obstáculos.
Recordemos que coquetear con el burocratismo y practicarlo en medio de tantos desafíos es sinónimo de ineficiencia, sobre todo, cuando Cuba tiene diseñadas leyes y medidas explícitas para estimular las producciones del campesinado.
«Si los responsables no le quitan un pedazo a los problemas, como ha insistido la máxima dirección del país, no lograremos avanzar en la ganadería», concluye. A las palabras de Alejandro le agregaría que, sin explicaciones que convenzan ni buenos tratos desde las oficinas, se multiplican los inconvenientes, justo en momentos decisivos cuando se busca ganar en agilidad y crecimientos dentro de la agricultura.
Wigberto de Jesús Castillo Almeida, residente en Alto Songo, municipio santiaguero de Songo La Maya, comenta que está suscrito a los periódicos Granma, Trabajadores, Juventud Rebelde (dominical) y Sierra Maestra desde la década de 1970 del pasado siglo, o sea, por más de 50 años.
Él es un fiel seguidor del periódico impreso, el cual espera siempre. Ahora escribe a la sección con cierta preocupación por la demora en la entrega de la prensa en su zona, pues, desde hace meses las fechas de entrega tienden a sobrepasar los 15 días, cuando se supone sea este un servicio diario.
Dice, incluso, que «la demora es tanta que a veces no tengo la certeza de si la cantidad entregada es la correcta». Aunque señala el buen trato y la calidad humana del repartidor, comenta que hasta el momento no ha recibido una respuesta convincente de su parte, y manifiesta que tampoco es su responsabilidad.
«Pago en fecha la suscripción y considero que el servicio que se me brinda no es el mejor. Quisiera se diera una respuesta oficial al respecto y, si está «justificado», lo aceptaré, concluye Wigberto.