Paul Krugman, Premio Nobel de Economía 2008, publicó su última columna en The New York Times tras 25 años de opinar en este espacio, periodo en el que vio pasar a cinco presidentes de Estados Unidos y varias crisis financieras, como la burbuja de las puntocom, entre finales de la década de los 90 e inicios de los 2000, y la crisis financiera de las hipotecas subprime, en 2008.
Su última publicación, fechada el 9 de diciembre, marca el cierre de una trayectoria que se inició en enero del 2000. “Me estoy retirando del Times, no del mundo, así que seguiré expresando mis puntos de vista en otros lugares”, indicó Krugman, de 71 años, en su columna titulada Mi última columna: Encontrar esperanza en una era de resentimiento.
En su última entrega, Krugman reflexionó sobre la confianza de las personas, el contexto de las administraciones presidenciales, la pérdida de fe en los bancos tras la crisis de 2008 y el papel de las élites en la política y la economía.
“Puede que nunca recuperemos el tipo de fe en nuestros líderes, la creencia de que las personas en el poder generalmente dicen la verdad y saben lo que hacen. Ni tampoco deberíamos. Pero si enfrentamos la kakistocracia (el gobierno de los más ineptos) que está emergiendo, quizás eventualmente encontremos el camino de regreso a un mundo mejor”. De esta manera cerró Krugman su artículo.
“El sello distintivo de Krugman era evidente en esa columna: la voz autorizada, la escritura vivaz, el estilo directo y la claridad para guiar a los lectores a través de complejas políticas, datos y compensaciones”, señaló Kathleen Kingsbury, editora de opinión del Times, en un artículo en reconocimiento al economista.
Krugman, economista especializado en comercio y finanzas internacionales, fue profesor en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y en la Universidad de Princeton, entre otras instituciones. Actualmente, es profesor distinguido en el Centro de Graduados de la City University de Nueva York.
Autor de 27 libros, Krugman es reconocido como uno de los fundadores de la nueva teoría del comercio, por la cual recibió el Premio Nobel. Obtuvo su licenciatura en Yale y su doctorado en Economía en el MIT. Creció en Albany, Nueva York.
Kingsbury destacó su impacto en el Times: “Una y otra vez, enfrentó grandes luchas, abordó políticas con profundidad y seriedad, exigió cuentas a los poderosos y dijo verdades incómodas, a veces como una voz solitaria que defendía posiciones consideradas pasadas de moda”.
Semanas antes de las elecciones de este año, el economista analizó los planes arancelarios de Trump y alertó sobre los posibles daños a la economía estadounidense. Con su estilo característico, concluyó aquel ensayo enumerando los contras de esos aranceles y escribió: “Pros: no se me ocurre ninguno”.
Nick Fox, uno de sus editores en el Times, comentó: “Hace veinticinco años, ¿quién podría haber imaginado que una columna de un experto en economía (¡qué bostezo!) se volvería adictiva para millones de estadounidenses? Paul desentrañó lo complejo, eliminó el doble discurso y escribió con la voz de un profesor exigente pero querido. Era notable que lograra escribir de forma tan amena y perspicaz hasta cuatro veces por semana”.
En la descripción de su perfil en el Times, Krugman afirmó: “Dependo casi por completo de información pública, en lugar de recurrir a fuentes privilegiadas. Intento obtener datos precisos, escuchar opiniones diversas y admitir cuando me equivoco. No tengo intereses económicos en nada de lo que escribo ni vínculos con ninguna campaña política”.